¿Fundamentan las cosas en sí los fenómenos?

Contra una lectura causal general

Nicolás Silva Sepúlveda

Universidad Gabriela Mistral

n.silva1988@gmail.com

ORCID: 0000-0001-7734-8476

Revista de Humanidades n.º 52: 17-47

ISSN 0717-0491, versión impresa

ISSN 2452-445X, versión digital

DOI: 10.53382/issn.2452-445X.932

revistahumanidades.unab.cl

¿Fundamentan las cosas en sí
los fenómenos?

Contra una lectura causal general

Do things in themselves ground appearances? Against a General Causal Reading

Nicolás Silva Sepúlveda

Universidad Gabriela Mistral

Av. Andrés Bello 1337, Santiago

Resumen

En la discusión actual sobre el idealismo trascendental, el giro metafísico asume que la proposición ‘las cosas en sí fundamentan a los fenómenos’ es una descripción general de interacción causal que toda interpretación debe explicar. Este artículo cuestiona esa postura, argumentando que dicha afirmación se basa en una lectura descontextualizada del texto kantiano.

Al tratar los textos como un continuo sin contexto específico, se ignoran diferencias cruciales en los términos, llevando a interpretaciones unívocas erróneas. Para ilustrarlo, usaré los casos de Watkins y Rosefeldt, mostrando cómo su lectura desatiende las particularidades textuales.

Luego, abordaré una posible objeción desde el texto de ÜE 08:215. Concluiré destacando las ventajas de mi análisis: primero, la necesidad de analizar la proposición en contextos textuales específicos; segundo, la posibilidad de distinguir dos estratos en la KrV sobre el uso de la distinción crítica y el término “cosa en sí”. Esto permite abordar los problemas del idealismo trascendental con mayor precisión.

Palabras claves: Kant, idealismo trascendental, cosa en sí, giro metafísico.

Abstract

In the current discussion of transcendental idealism, the “metaphysical turn” widely assumes that the proposition “things in themselves ground appearances” is a general description of causal interaction that every interpretation must explain. This paper challenges this stance, arguing that such a claim rests on a decontextualized reading of Kant’s text.

By treating texts as a continuum without specific context, crucial differences in terminology are ignored, leading to erroneous univocal interpretations. To illustrate this, I will use the cases of Watkins and Rosefeldt, showing how their reading disregards textual specificities.

Next, I will address a possible objection derived from the text of ÜE 08:215. I will conclude by highlighting the advantages of my analysis: first, the necessity of analyzing the proposition within specific textual contexts; second, the possibility of distinguishing two strata in the Critique of Pure Reason (KrV) regarding the use of the critical distinction and the term “thing in itself.” This allows for a more precise approach to interpretive problems related to transcendental idealism and the critical distinction between appearance and thing in itself.

Keywords: Kant, transcendental idealism, thing in itself, metaphysical turn.

Recibido: 17/04/2025 Aceptado: 26/05/2025

1. Introducción

En el marco de la discusión sobre interpretación del idealismo trascendental, particularmente en lengua inglesa, ha tenido lugar en los últimos años lo que se ha llamado un giro metafísico en las interpretaciones sobre este tema. Caracterizado de manera preliminar, este giro implica asumir ciertos compromisos metafísicos relacionados con el término cosa en sí y, por tanto, defender la idea de que el idealismo trascendental es una posición metafísica (Schafer y Stang 2). Ua buena síntesis de los compromisos que se adquieren al adoptar este giro se puede apreciar en la siguiente cita:

In various places, Kant says that things in themselves […] cause appearances (A190/B235, A387, A494/B522; Prol 4:289, 4:314 ,4:318; GMS4:451; and ÜE 8:215.), ground the sensible world (Prol §٥٩,٤:٣٦٠.), that they are substances (KU, 5:196; ÜE, 8:207), that they possess reality (ÜE, 8:154), that they are one and many (ÜE, 8:209n), and that they exist. (Prol §٣٢,٤:٣١٤;A٣٥٨;A٥٣٦/B٥٦٤;A٥٣٨/B٥٦٦.) This noumenal discourse appears to involve many, if not all, of the pure concepts of the understanding: cause, substance, reality, unity, plurality, existence, etc. (Schafer y Stang 2-3; énfasis mío)

Como se puede apreciar, en este giro se entiende el idealismo trascendental como una posición metafísica sobre la cosa en sí y el papel que juega esta última en relación con los fenómenos. Es conveniente, antes de entrar en el tema, proporcionar algo de contexto que permita explicar cómo ha evolucionado la discusión del idealismo trascendental en lengua inglesa hasta llegar a este punto.

1.1. Contexto de surgimiento de este giro metafísico

Este giro surge como resultado de las críticas y problemas que presenta la interpretación deflacionaria y de corte epistemológico de Henry Allison1. Uno de los principios fundamentales de la interpretación de Allison es la suposición de que el idealismo trascendental es una oposición epistemológica, cuyo objetivo primordial es explicar cómo es posible y, por tanto, válido, el conocimiento.

El núcleo de su interpretación del idealismo trascendental y de la distinción crítica se basa en lo que él denomina la tesis de la discursividad. Allison sostiene que esta tesis es epistemológica que supone que la cognición humana –concebida como un intelecto discursivo en contraste con un intelecto intuitivo (Kants 13-14)– necesita tanto de conceptos como de intuiciones sensibles. Cada uno de estos, a su vez, está sujeto a condiciones a priori específicas que deben cumplirse para que la cognición humana sea posible. Esto nos lleva al principio fundamental de su interpretación: el concepto de condiciones epistémicas.

Por condición epistémica, Allison entiende lo siguiente: “a necessary condition for the representation of objects, that is, a condition without which our representations would not relate to objects or, equivalently, possess objective reality” (Kant’s 11). Por esta razón, añade que estas condiciones también pueden llamarse condiciones objetivantes (Idealism 4). Sin ellas, las representaciones no se refieren a ningún objeto. De este modo, el concepto de condiciones epistémicas proporciona un marco para articular la distinción crítica como una distinción entre los diferentes aspectos de un mismo objeto. Según Allison, estimar algo tal como se nos aparece, es decir, como un fenómeno, es considerarlo según las condiciones epistémicas del entendimiento y de la sensibilidad (Kant’s transcendental idealism 56). Por el contrario, considerar algo en sí mismo significa abstraer la condición epistémica de la sensibilidad y tener solo en cuenta las condiciones epistémicas del entendimiento.

A través de esta propuesta, Allison puede interpretar que el idealismo trascendental es una doctrina epistemológica deflacionaria ontológicamente, es decir, no implica la afirmación de la existencia de entidades que trascienden la experiencia, y, por tanto, la distinción entre fenómenos y cosas en sí es una distinción entre distintos aspectos de una cosas que se articulan en función del cumplimiento de ciertas condiciones epistémicas.

Desde su primera formulación, esta propuesta interpretativa fue fuertemente resistida, en particular por su compromiso deflacionario. Así, por ejemplo, Ameriks articula sucintamente:

The disadvantage of his explanation is that it still adheres to an epistemic reading of Kant’s idealism. On that reading there is still no reason to think the non-ideal has a greater ontological status than the ideal. Here the ideality of the forms of space and time indicates simply their necessary structuring function in our experience, and it does not say that the non-spatio-temporal domain has any greater reality for Kant than does the spatio-temporal. To say something is transcendentally ideal on this view is to say that it is relative to our sensible forms, but that is not necessarily to say that these forms are themselves relative. (…) I have also objected to it because it does injustice to the fact that Kant clearly does believe in and speaks of (which is not the same thing as making particular theoretical assertions about) the absolute reality of things in themselves with substantive non-spatio-temporal characteristics. (Ameriks 334; énfasis mío)

Como bien apunta esta objeción, la interpretación de Allison tendría problemas para explicar esta dimensión más fundamental de la realidad que correspondería a las cosas en sí mismas. La objeción se complica aún más si se atienden a los pasajes como Prolegomena 4:31433-36-31501-06 o ÜE 8:21511-18. Ambos textos, al menos en una posible lectura, indican que las cosas en sí fundamentan a los fenómenos y, por tanto, los segundos dependen de los primeros. Tales textos ponen en serios aprietos la posición de Allison, ya que de acuerdo con esta última posición se sigue que el aspecto en sí depende del aspecto del fenómeno, en la medida en que el aspecto de lo en sí se abstrae y, por tanto, depende del segundo aspecto.

1.2. Caracterización de las posiciones adscritas al giro metafísico

Al proyectar la posición de Allison como contrapunto, se puede apreciar claramente que las interpretaciones más recientes del idealismo trascendental, o al menos las adscritas a este giro, ven en la incapacidad de la posición deflacionaria de dar cuenta de la cosa en sí como existente un déficit no solo de explicación de los textos, sino también de comprensión de los compromisos metafísicos que supone el idealismo trascendental.

En particular, las interpretaciones adscritas a este giro entienden las proposiciones mencionadas en Schafer y Stang como proposiciones generales que toda interpretación del idealismo trascendental debe explicar. Con esto quiero decir que estas interpretaciones entienden que estas proposiciones expresan caracterizaciones generales de lo que sería una cosa en sí misma y de las relaciones generales que habría entre los términos.

En particular es interesante el caso de la proposición “las cosas en sí fundamentan a los fenómenos”2, ya que en el marco de este giro metafísico esta proposición se interpreta de una manera causal, que se puede apreciar en el primer texto citado. Es decir, de esta primera proposición ellos pasan a la proposición “las cosas en sí causan los fenómenos”3. A partir de esta precisión, es fácil comprender que desde este giro se le dé un gran peso a la proposición causal, ya que ella expresa un elemento central de la metafísica que estas interpretaciones asocian al idealismo trascendental4.

Hasta aquí la caracterización del giro metafísico dentro de la investigación kantiana.

1.3. Propósito y división del presente artículo

Aunque es evidente que la lectura que se propone en el giro metafísico sobre la cosa en sí misma entra en tensión con la tesis de la ignorancia sobre las cosas en sí5 y con la afirmación kantiana de que las categorías solo pueden tener un uso empírico6, y, por lo tanto, tal giro está asociado a una serie de problemas sistemáticos relevantes, en este texto no profundizaré sobre ellos. En cambio, me limitaré a argumentar que hay buenas razones para sostener que la proposición causal, con el alcance general que las interpretaciones adscritas a este giro buscan darle, no es sostenible. O si es sostenible, solo se puede hacer pagando el precio de descontextualizar fuertemente los textos de Kant.

Para sostener el punto central de este artículo utilizaré a dos autores, que hacen lecturas diferentes del idealismo trascendental, pero que comparten la suposición de que la proposición en cuestión es una proposición central del idealismo trascendental. Concretamente, analizaré las argumentaciones ofrecidas por Watkins, quien es visto como uno de los precursores de este enfoque metafísico, y Rosefeldt, que hace una contribución en favor de que tal proposición tiene que entenderse como una afirmación general, en el sentido previamente indicado.

Posteriormente, y limitándome a ciertos textos de la KrV, mostraré que dejar de asumir que tal proposición tiene un sentido general tiene como resultado positivo el que se pueda ver que el término cosa en sí misma es utilizado, al menos en la KrV, en dos contextos que tienen que ser diferenciados, antes de cualquier intento de dar una lectura unitaria de los mismo, ya que en ambos contextos el término se asocia a significados distintos. Dicho de manera más específica el primer estrato es uno vinculado a la analítica trascendental, donde el término cosa en sí misma aparece asociado con los límites de la experiencia. El segundo estrato, en cambio, está vinculado a la dialéctica trascendental y más concretamente a la antinomia de la razón pura. En este estrato, el término se vincula con el pensamiento de una causa inteligible posibilitada por la idea trascendental de la libertad.

Con esto, mi propósito no es negar que en el corpus kantiano exista tal afirmación. Mi propósito es, más bien, poner en cuestión la manera en que se lee tal afirmación y con ello hacer plausible a los lectores que una interpretación del idealismo trascendental adecuada debería primero reconocer las diferencias en el uso de los términos antes que homogeneizarlos.

Así, el artículo seguirá la siguiente estructura. En primer lugar, mostraré cómo la lectura de Watkins tiene que descontextualizar una serie de textos de distintas proveniencias para sostener la proposición “las cosas en sí fundamentan a los fenómenos”. En segundo lugar, comentaré con la misma intención la lectura de Rosefeldt. Tercero, consideraré una objeción que se podría levantar en contra de mi lectura a partir del famoso texto Streitschrift (ÜE 8:21511-18). Finalmente, como indiqué, buscaré hacer manifiesto que romper con la pretensión de que la proposición causal posee un carácter general nos permite ganar una lectura más matizada sobre el término cosa en sí en la KrV al distinguir los dos sentidos que indiqué previamente.

2. Análisis de casos concretos

2.1. Primer caso: análisis de la interpretación de Eric Watkins

Eric Watkins defiende una interpretación del idealismo trascendental en la que la diferenciación entre fenómeno y cosa en sí es entendida como una distinción real entre dos objetos, que corresponden a dos mundos distintos. De esta manera, se comprende que para este autor sea central argumentar en favor de la proposición “las cosas en sí fundamentan a los fenómenos”. Más concretamente, Watkins propone para fortalecer su posición un comentario y análisis del tercer conflicto antitético de la antinomia (326 y ss.). Específicamente, Watkins entiende que esta relación de fundamentación es causal, ya que “las apariencias no están completamente determinadas por sí mismas y carecen de una razón suficiente completa” sin una cosa en sí (327).El autor ofrece una serie de textos que respaldarían su lectura de la proposición causal. En orden aparición, el autor cita los siguientes pasajes: 29:857, 4:451, 4:507, A537/B65, A544/B572, Reflexión 5611 18:252, Reflexión 5612 18:253, A553/B581, A546/B574 y A551/B579.

Antes de evaluar si este conjunto de textos sirve para el propósito para el que el autor los cita, es importante localizarlos y enmarcarlos en su contexto, y preguntarse a continuación si sirven para justificar la tesis de la fundamentación. La mayoría de los textos proceden de la primera edición (1781) de la KrV (A537/B65, A544/B572, A553/B581, A546/B574 y A551/B579), uno procede de la MANS (1786) (A:507) y otro de la GMS (1786) (4:451), dos son reflexiones sobre metafísica fechadas, según Adickes, en 1778-1779, y comentan la metafísica de Baumgarten, y el último procede de la Vorlesung, concretamente Met. Mrongovius (1782/3), en particular del segundo capítulo titulado “Von dem negative Begriffe einer Welt”.

La estrategia interpretativa de Watkins, hasta donde la alcanzo a entender, consiste en ofrecer una serie de referencias con distinta procedencia que permiten atestiguar y justificar la proposición causal. Esta estrategia supone que todos los textos citados se refieren al mismo término con el mismo significado. De lo contrario, la serie de textos no sería adecuada para apoyar esa proposición.

Señalado esto, pasaré a examinar si los textos leídos en su contexto permiten la interpretación que Watkins pretende extraer de ellos. Para no hacer el texto demasiado largo, me limitaré a comentar la Met. Mrongovius, la serie de textos de la KrV y el texto de la GMS, ya que ellos hacen evidente que Watkins tiene que descontextualizar los textos para argumentar en favor de la proposición causal.

2.1.2. Primer texto: Met. Mrongovious

Empezaré con el texto sobre Met. Mrongovius que Watkins cita:

For example, in his Metaphysics Mrongovius transcripts, Kant asserts that the senses “show us merely the appearances of the things. But these are not the things themselves. They indeed underlie the appearances [liegen zum Grunde], and I can therefore surely infer the actuality of the things from the appearances, but not the properties of the things themselves from the properties of the appearances” (29:857). (Watkins 326)

Así citado, el texto parece adecuado para apoyar su posición interpretativa. Sin embargo, si se considera el texto en su conjunto, la imagen que se obtiene no es favorable a sus intereses. Cito ahora el párrafo completo.

Denn die Sinnen Welt liegt bloß in meinen Sinnen. Diese aber zeigen uns nur die Art, wie sie von den Dingen afficirt werden, nicht aber diese selbst. Sie zeigen uns bloß die Erscheinungen der Dinge. Diese sind aber nicht die Dinge selbst. Sie liegen zwar den Erscheinungen zum Grunde, und ich kann daher wohl von den Erscheinungen auf die Wirklichkeit der Dinge, aber nicht von den Eigenschaften der Erscheinungen auf die Eigenschaften der Dinge selbst schlüßen, z.E. die Farben des Regenbogens sind die bloße Erscheinung desselben, bloß Brechungen des Lichts, aber keine wirklichen Dinge. Die Wasser Tropfen aber, welche die Ursache dieser Brechungen, und folglich die Dinge an sich selbst sind, sehen wir nicht, sondern bloß ihre Erscheinung; und diese ist doch ganz was anderes, und von dieser können wir auch auf die Wassertropfen nicht im mindesten schlüßen. Die itzige Sinnen Welt beruht also bloß auf unserem Sinne. Hätten wir andre Sinne, so würde uns die Welt ganz anders erscheinen; wir würden eine neue Welt sehen. Und wenn gleich die ganze Sinnen Welt einmal vergeht, so können doch die Dinge an sich selbst bleiben, nur die Erscheinung würde dann verändert. (29:8571-10)

Como se puede apreciar a partir de la lectura del texto, este no contiene ninguna afirmación general sobre cómo el término “cosa en sí misma”, entendido como entidad trascendente, causa los fenómenos, como pretende Watkins. Más bien, el texto apunta a la distinción empírica entre una cosa en sí en sentido empírico y la apariencia (o fenómeno en sentido empírico) que tiene lugar en un sujeto7. Esta línea de pensamiento es evidente, ya que no hay un fenómeno en sentido empírico sin una cosa en sí en ese mismo sentido. Que efectivamente, Kant está hablando de la distinción en este sentido, queda claro, si atiende a los ejemplos de la distinción que da Kant en el texto recién citado, ya que todos ellos son ejemplos empíricos.

Cuando se considera el texto de esta manera, cabe preguntarse si el texto cumple el objetivo para el que Watkins lo cita. La respuesta es claramente no, porque Watkins pretende que el texto sirve para justificar la tesis desde un punto de vista metafísico y no empírico, mientras que el texto solo permite extraer de él una afirmación sobre una distinción empírica. En otras palabras, Watkins no puede utilizar el texto para su propósito si no lo descontextualiza.

2.1.3. Segundo grupo textos: KrV

Entonces, ¿qué se puede decir sobre los textos citados de la KrV? Todos los textos de esta obra proceden de una sección específica: la tercera sección de la novena parte de la antinomia de la razón pura, donde Kant ofrece una solución al tercer problema antitético. En esta sección, dada la naturaleza dinámica del conflicto, Kant argumenta que es posible sostener ambas como verdades sin contradicción (A531/B559). Los textos citados por Watkins son los siguientes:

If, on the other hand, appearances do not count for any more than they are in fact, namely not for things in themselves but only for mere representations connected in accordance with empirical laws, then they themselves must have grounds that are not appearances. Such an intelligible cause, however, will not be determined in its causality by appearances, even though its effects appear and so can be determined through other appearances. (A537/B565).

Is it not rather possible that although for every effect in appearance there is required a connection with its cause in accordance with laws of empirical causality, this empirical causality itself. . . could nevertheless be an effect of a causality that is not empirical, but rather intelligible? (A544/B572)

In regard to the intelligible character, of which the empirical one is only the sensible schema, no before or after applies, and every action, irrespective of the temporal relation in which it stands to other appearances, is the immediate effect of the intelligible character of pure reason. (A553/B581)

the intelligible character, which is the transcendental cause of the former [i.e., the empirical character], is passed over as entirely unknown, except insofar as it is indicated through the empirical character as only its sensible sign. (A546/B574)

Todos estos textos apuntan a la diferencia entre una causalidad empírica y una inteligible, y entre un carácter empírico y otro inteligible. Se entiende que la estrategia de Watkins es leer en esta distinción una formulación distinta de la proposición causal. Sin embargo, ¿se sigue la pretensión de Watkins de que estos textos enuncien de manera general la relación entre fenómenos y cosas en sí mismas? Pareciera difícil, ya que ninguno de ellos presenta una afirmación general sobre la relación entre las cosas mismas y los fenómenos, sino que solo plantean la posibilidad de pensar los fenómenos como causados por la libertad. Si bien es cierto que, en algunos pasajes, Kant formula el punto de manera general, también lo es que, en otros pasajes, es claro al señalar que está tematizando un grupo determinado de fenómenos: las acciones (A544/B572). En otras palabras, el contexto de los textos permite entender que los fenómenos que está considerando en estas secciones y a los que está pensando como posible (es decir, que no es contradictorio) atribuirles una causa inteligible (es decir, que sean causados por la libertad) no son todos los fenómenos, sino solo las acciones8.

Este mismo punto se puede formular de otro modo. Si el punto específico sobre el que se puede argumentar en esta sección tiene que ver con cómo pueden pensarse algunos fenómenos causados por la libertad, ¿por qué se debería aceptar como una interpretación razonable que esta afirmación específica y limitada se interprete como una afirmación general sobre la fundamentación sin una buena razón interpretativa o sistemática? Watkins no ofrece ninguna razón al respecto.

Por tanto, y si mi razonamiento es correcto hasta ahora, estos textos solo respaldan la afirmación de Watkins cuando se leen como una caracterización general de una doctrina, es decir, cuando se sacan de su contexto limitado y preciso.

2.1.4. Tercer texto: GMS

En la argumentación de Watkins, el texto de la GMS (4:453) desempeña un papel decisivo en su razonamiento, ya que le permite sostener el carácter general de la proposición de fundamento. En particular, Watkins cita las siguientes líneas:

But because the world of understanding [the noumenal world] contains the ground of the world of sense and so too of its laws, and is therefore immediately lawgiving with respect to my will […], it follows that I shall cognize myself as intelligence, though on the other side as a being belonging to the world of sense, as nevertheless subject to the law of the world of the understanding. (4:453)

De este texto, Watkins se centra particularmente en la frase donde se sostiene que el mundo del entendimiento (o mundo noumenal como lo llama) contiene el fundamento del mundo sensible y de sus leyes, y extrae la siguiente conclusión: “Not only does the noumenal world of things in themselves cause the existence of appearances in the sensible world, but it is also responsible for the laws that govern appearances” (328).

Este texto es central para su lectura de la proposición causal, en la medida en que Watkins lo utiliza como una prueba de que el conjunto de cosas en sí, que conformaría el mundo noumenal, fundamenta (es decir, causan) el mundo sensible y funda sus leyes, de la misma manera en se las relacionan las partes de estos dos mundos.

La pregunta evidente que surge de esta interpretación es si se sigue esta conclusión del texto. Como ya se ha hecho antes, conviene destacar, en primer lugar, el contexto en el que se inserta el texto citado. Este texto se encuentra en la tercera sección de la GMS, bajo el título “¿Cómo es posible un imperativo categórico?”. En esta subsección, como bien señala Timmerman se aborda el siguiente problema: ¿por qué se debe considerar incondicionalmente sujeto al imperativo categórico a un ser que no es puramente racional, sino también sensible, es decir, un ser racional finito? (140) En este sentido, Kant pretende argumentar por qué este imperativo tiene prioridad sobre los deseos y las inclinaciones que este ser podría tener. En este punto, no me interesa examinar si el argumento de Kant es conclusivo o no, solo me interesa subrayar cuál es el contexto del pasaje. A partir de esta contextualización, es posible dudar que este texto deba leerse como un complemento de la relación entre las apariencias y las cosas en sí mismas, o como una caracterización global de la relación entre dos mundos que deba ser válida no solo en el ámbito de la filosofía práctica, sino también en el teórico.

Una vez presentado el contexto, conviene citar el texto integralmente:

Als bloßen Gliedes der Verstandeswelt würden also alle meine Handlungen dem Prinzip der Autonomie des reinen Willens vollkommen gemäß sein; als bloßen Stücks der Sinnenwelt würden sie gänzlich dem Naturgesetz der Begierden und Neigungen, mithin der Heteronomie der Natur gemäß genommen werden müssen. (Die ersteren würden auf dem obersten Prinzip der Sittlichkeit, die zweiten der Glückseligkeit, beruhen.) Weil aber die Verstandeswelt den Grund der Sinnenwelt, mithin auch der Gesetze derselben, enthält, also in Ansehung meines Willens (der ganz zur Verstandeswelt gehört) unmittelbar gesetzgebend ist, und also auch als solche gedacht werden muß, so werde ich mich als Intelligenz, obgleich andererseits wie ein zur Sinnenwelt gehöriges Wesen, dennoch dem Gesetze der ersteren, d.i. der Vernunft, die in der Idee der Freiheit das Gesetz derselben enthält, und also der Autonomie des Willens unterworfen erkennen, folglich die Gesetze der Verstandeswelt für mich als Imperativen und die diesem Prinzip gemäße Handlungen als Pflichten ansehen müssen.

El texto opone de manera clara las leyes que se siguen del principio de la autonomía (después llamada de la moralidad) y del principio de la heteronomía (después llamada de la felicidad). El asunto es que el ser racional finito como ser racional –según el texto– debe seguir el principio de la autonomía en sus acciones, mientras que como ser sensible el principio de la heteronomía. Posteriormente, el texto pasa a señalar que el mundo inteligible, es decir, el principio de autonomía con relación a las acciones es el fundamento del mundo sensible y de sus leyes, es decir, del principio de heteronomía y de las leyes que se siguen de los deseos e inclinaciones. Si bien Kant no es preciso en indicar qué leyes está pensando9, lo que es en cualquier caso claro es que estas leyes no se refieren a las empíricas leyes del mundo sensible que constituyen las leyes de la naturaleza y que son el asunto de la filosofía teórica, sino que el texto se refiere a las leyes basadas en el principio de la felicidad10. Por lo tanto, si mi observación es correcta, el texto no puede servir a los propósitos de Watkins, ya que Kant no hace una afirmación general sobre cómo interactúan dos mundos ni una afirmación general sobre cómo se relaciona un fenómeno y una cosa en sí misma, sino una afirmación específica y limitada sobre cómo interactúan dos estratos para tematizar la acción de un ser racional finito.

2.1.5. Observaciones

A partir del análisis de los textos, me parece que se puede concluir de manera categórica que ninguno sirve para el propósito de Watkins, ya que ninguno de ellos fundamenta la lectura de la proposición causal, esto es, que la afirmación “la cosa en sí es el fundamento de los fenómenos” tenga el carácter general y causal que Watkins pretende que los textos atestigüen. El texto de la metafísica Mrongovius apunta a una relación general, pero empírica; los textos de la KrV y la GMS, en cambio, en modo alguno sirven para sus propósitos a menos que se descontextualicen, ya que de otra manera los textos no se pueden leer como si formasen un continuo.

2.2. Segundo caso: Rosefeldt

El caso de Rosefeldt es diferente y más sutil, ya que, a diferencia de Watkins, quien utiliza una gran variedad de textos con distintos orígenes para desarrollar su posición, se limita a seleccionar y comentar textos del KrV, concretamente de la primera edición.

En este trabajo, Rosefeldt busca articular o hacer plausible que hay dos tipos de explicación de los contenidos mentales perceptivos (17):

(1) Una explicación empírica. Esta supone que los estados mentales perceptivos de un sujeto A tienen el contenido que realmente tienen “en parte” porque los objetos de la experiencia sensible de A –es decir, ciertos fenómenos– tienen las propiedades que realmente tienen.

(2) Una explicación noumenal. Esta supone que los estados mentales perceptivos de un sujeto A tienen el contenido que realmente tienen “en parte” porque los objetos que son los fundamentos noumenales de la experiencia sensible de A –es decir, ciertas cosas como son en sí mismas– tienen las propiedades que realmente tienen.

Y, más precisamente, pretende argumentar que cualquier compromiso con una explicación empírica del contenido mental conlleva un compromiso implícito con una explicación nouménica de este contenido11. En otras palabras, Rosefeldt necesita que la proposición de fundamento sea general, ya que él entiende que la explicación empírica tiene su fundamento en la explicación noumenal.

Para explicar su posición respecto de la explicación empírica, Rosefeldt apunta los pasajes de la estética trascendental (A19–20/B33–34), en que Kant afirma que para tener experiencia de los objetos, estos tienen que ser “dados a nosotros en la intuición”, y que los objetos solo pueden darnos

“afectando a nuestra mente de cierta manera”, donde el efecto de los objetos en la mente son “sensaciones”12.

Así pues, el siguiente paso lógico es unir esta afección empírica a una cosa en sí para que sea viable sostener que una explicación empírica implica una explicación nouménica. Para lograr este objetivo, Rosefeldt utiliza textos de las obras A104, A250-1, A251-252 y A494/B522-23. Me centraré en mostrar cómo Rosefeldt los descontextualiza para poder leerlos como un continuo. Para ello, analizaré todos los textos y la manera en que Rosefeldt los comenta, menos el A104 para no hacer el texto excesivamente largo.

2.2.1. El texto de A250-251

El centro de su interpretación reside en su lectura de A251-2, de donde Rosefeldt extrae lo siguiente: “Secondly, the passage makes indubitably clear that Kant does not want to claim that we do not have any knowledge of the transcendental object at all. He calls it the object of sensible intuition” y luego dice que “it cannot [] be separated from the sensible data, for then nothing would remain through which it is thought, which strongly suggests that it is thought through the sensible data we are given” (23).

En otras palabras, su lectura identifica el objeto trascendental con el objeto de la intuición sensible. El movimiento es coherente con esta lectura, ya que, si es verdadera, la explicación empírica también implicaría una intervención del objeto trascendental.

La pregunta que surge en este punto es si esta conclusión se desprende realmente del texto. Tal y como ocurrió en el caso de Watkins, conviene citar el texto completo:

Alle unsere Vorstellungen werden in der That durch den Verstand auf irgend ein Object bezogen, und da Erscheinungen nichts als Vorstellungen sind, so bezieht sie der Verstand auf ein Etwas als den Gegenstand der sinnlichen Anschauung: aber dieses Etwas ist in so fern nur das transscendentale Object. Dieses bedeutet aber ein Etwas =x, wovon wir gar nichts wissen, noch überhaupt (nach der jetzigen Einrichtung unseres Verstandes) wissen können, sondern welches nur als ein Correlatum der Einheit der Apperception zur Einheit des Mannigfaltigen in der sinnlichen Anschauung dienen kann, vermittelst deren der Verstand dasselbe in den Begriff eines Gegenstandes vereinigt. Dieses transscendentale Object läßt sich gar nicht von den sinnlichen datis absondern, weil alsdann nichts übrig bleibt, wodurch es gedacht würde. Es ist also kein Gegenstand der Erkenntniß an sich selbst, sondern nur die Vorstellung der Erscheinungen unter dem Begriffe eines Gegenstandes überhaupt, der durch das Mannigfaltige derselben bestimmbar ist. (Énfasis mío)

A partir del texto citado, se pueden apreciar las dificultades que hay en la lectura de Rosefeldt, puesto que descontextualiza el párrafo citado, porque en este pasaje el objeto trascendental se presenta como un resultado de la actividad del entendimiento al unificar una multiplicidad en la intuición sensible y es, en este sentido, en que el objeto trascendental sería un correlato de la unidad de la apercepción, como se desprende del texto enfatizado. El objeto trascendental, por tanto, no se puede desprender o desligar del acto de síntesis que supone la apercepción trascendental y, precisamente por este motivo, el objeto trascendental no puede, como pretende Rosefeldt, “aparecer en la intuición sensible”, ya que no se intuye en absoluto.

2.2.2. El texto de A251-252

El siguiente paso que necesita Rosefeldt para su argumento consiste en identificar el objeto trascendental con una cosa en sí, para ello, utiliza los textos A251-252, donde Kant sostiene que el concepto de apariencia debe referirse a un objeto independiente de la sensibilidad. De esta relación conceptual, Rosefeldt infiere que este objeto es la “cosa en sí trascendental”.

Al igual que en el análisis previo, conviene citar íntegramente el texto:

Dies war das Resultat der ganzen transscendentalen Ästhetik, und es folgt auch natürlicher Weise aus dem Begriffe einer Erscheinung überhaupt: daß ihr etwas entsprechen müsse, was an sich nicht Erscheinung ist, weil Erscheinung nichts für sich selbst und außer unserer Vorstellungsart sein kann, mithin, wo nicht ein beständiger Cirkel herauskommen soll, das Wort Erscheinung schon eine Beziehung auf Etwas anzeigt, dessen unmittelbare Vorstellung zwar sinnlich ist, was aber an sich selbst, auch ohne diese Beschaffenheit unserer Sinnlichkeit (worauf sich die Form unserer Anschauung gründet), Etwas, d.i. ein von der Sinnlichkeit unabhängiger Gegenstand, sein muß.

Hieraus entspringt nun der Begriff von einem Noumenon, der aber gar nicht positiv ist und eine bestimmte Erkenntniß von irgend einem Dinge, sondern nur das Denken von Etwas überhaupt bedeutet, bei welchem ich von aller Form der sinnlichen Anschauung abstrahire.

Si consideramos el texto citado, allí se sostiene que un fenómeno requiere de algo que sea en sí mismo, puesto que un fenómeno no es nada en sí mismo. Ese algo debe ser algo, en principio, independiente de la sensibilidad y Kant lo llama noumenon, y apunta –esto es lo decisivo– que es solo un pensamiento de algo en general al que se llega por abstracción. Es decir, aquello a lo que remite el fenómeno solo se puede pensar como derivado del fenómeno, en la medida en que para pensarlo tenemos que prescindir de las condiciones de los fenómenos13.

Así, la lectura de Rosefeldt parece cuestionable, ya que i) el texto no da ninguna indicación para identificar el algo al que se refiere un fenómeno y el objeto trascendental, ii) el texto conecta este algo más bien con el término noumenon, entendido en los términos negativos que fueron señalados. No hay que dejar de lado el hecho de que Rosefeldt no cite las siguientes líneas del texto de Kant, donde expresa de manera explícita que el noumenon y el objeto trascendental son diferentes, lo cual presenta dificultades para su texto.

Das Object, worauf ich die Erscheinung überhaupt beziehe, ist der transscendentale Gegenstand, d.i. der gänzlich unbestimmte Gedanke von Etwas überhaupt. Dieser kann nicht das Noumenon heißen; denn ich weiß von ihm nicht, was er an sich selbst sei, und habe gar keinen Begriff von ihm, als blos von dem Gegenstande einer sinnlichen Anschauung überhaupt, der also für alle Erscheinungen einerlei ist. (A253)

Es particularmente importante subrayar el texto recién citado, porque aquí sí hay una continuidad entre cómo se ha caracterizado el objeto trascendental en A250 y A253, lo que impide por otro lado identificar al objeto trascendental con el noúmeno y, mutatis mutandis, con la cosa en sí misma. Por lo demás, creo que hay que conceder que las formulaciones de Kant en estos textos citados dan pie a confusión, en la medida que tanto el noúmeno como el objeto trascendental son caracterizados como algo (Etwas). Sin embargo, el texto después aclara que el algo al que refiere cada término no puede ser identificado, como pretende Rosefeldt.

2.2.3. El texto de A494/B522-3

El argumento de Rosefeldt culmina con su comentario de A494/B522-3 (24). Este texto es particularmente importante para Rosefeldt porque con este texto puede terminar de fundamentar la idea de que el objeto trascendental nos afecta. En este caso, Rosefeldt cita íntegramente el texto:

Das sinnliche Anschauungsvermögen ist eigentlich nur eine Receptivität, auf gewisse Weise mit Vorstellungen afficirt zu werden, deren Verhältniß zu einander eine reine Anschauung des Raumes und der Zeit ist (lauter Formen unserer Sinnlichkeit), und welche, so fern sie in diesem Verhältnisse (dem Raume und der Zeit) nach Gesetzen der Einheit der Erfahrung verknüpft und bestimmbar sind, Gegenstände heißen. Die nichtsinnliche Ursache dieser Vorstellungen ist uns gänzlich unbekannt, und diese können wir daher nicht als Object anschauen; denn dergleichen Gegenstand würde weder im Raume, noch der Zeit (als bloßen Bedingungen der sinnlichen Vorstellung) vorgestellt werden müssen, ohne welche Bedingungen wir uns gar keine Anschauung denken können. Indessen können wir die bloß intelligibele Ursache der Erscheinungen überhaupt das transscendentale Object nennen, bloß damit wir etwas haben, was der Sinnlichkeit als einer Receptivität correspondirt.

A partir de este texto, Rosefeldt extrae lo siguiente:

Here the transcendental object is explicitly described [] as the intelligible cause of appearances, i.e., as the mind-independent thing in itself which affects the mind so that it gets sensations. So, far from abandoning the picture drawn at the beginning of the Transcendental Aesthetic, the passages about the transcendental object of experience rather confirm it: When we perceive an object then this very object has to affect us in order to produce sensations in us. The passages from the Transcendental Logic add two main lines of thought to this picture: First, the transcendental object, i.e., the very object that we perceive and by which we are affected, has to have some mind- independent existence in order to appear to us: It has to have some properties in itself, which then can be causally responsible for how the object is represented by us. (Rosefeldt 24)

Sin embargo, la conclusión que extrae Rosefeldt no solo parece difícil de admitir, porque los textos que utiliza previamente no permiten la lectura que hace de ellos, sino porque este último texto tampoco se deja leer como él pretende, porque no es difícil ver que el término objeto trascendental y el sentido que se le da en A494/B522-3 no corresponde y, por tanto, no es el mismo que el sentido que se le da en A250.

Como comenté a propósito de A250, el objeto trascendental es caracterizado explícitamente como el correlato de la apercepción trascendental y en modo alguno es apuntado en este texto que funcione como la causa de los fenómenos, así como tampoco se lo asocia en modo alguno con la sensibilidad; mientras que en A494/B522-3 el objeto trascendental es caracterizado como la causa inteligible de los fenómenos y, luego, tiene como función nominar a aquello que corresponde a la sensibilidad.

A partir de estas diferencias, la pretensión de Rosefeldt de identificar ambos términos y, por tanto, interpretar que poseen el mismo significado es cuestionable14.

2.2.4. Observaciones

A partir del análisis propuesto, se puede apreciar que la lectura propuesta por Rosefeldt de los textos A250-1, A251-252 y A494/B522-23, en los que el busca plantear un continuo para justificar la proposición causal, no es exitosa en su cometido, ya que esta interpretación intenta pasar por alto las diferencias entre distintos conceptos (p.e. cosa en sí, noúmeno y objeto trascendental) así como distintos uso del mismo término (p.e. objeto trascendental).

3. Una posible objeción

Se podría objetar que los reparos que levanté en la sección previa cometen el mismo error que reprochan a las interpretaciones analizadas. Esto es, los reparos planteados serían pertinente sólo para cuestionar las pretensiones de las interpretaciones analizadas, pero no de todas aquellas que buscan mantener el carácter general y causal de la proposición causal.

Es más, la objeción podría continuar, pues una interpretación que busque argumentar a favor del carácter general y causal de la proposición causal sería inmune a las objeciones planteadas si se construyera sobre la base del famoso pasaje de la Streitschrift (ÜE 8:21511-18), porque allí se afirma explícitamente que la cosa en sí funciona como fundamento inteligible de los fenómenos, lo que chocaría con la pretensión de mi argumento de no volver esta afirmación una de carácter general. Atendamos al texto del Streitschrift:

Nun ist ja das eben die beständige Behauptung der Kritik; nur daß sie diesen Grund des Stoffes sinnlicher Vorstellungen nicht selbst wiederum in Dingen, als Gegenständen der Sinne, sondern in etwas Übersinnlichem setzt, was jenen zum Grunde liegt und wovon wir kein Erkenntniß haben können. Sie sagt: die Gegenstände als Dinge an sich geben den Stoff zu empirischen Anschauungen (sie enthalten den Grund, das Vorstellungsvermögen seiner Sinnlichkeit gemäß zu bestimmen), aber sie sind nicht der Stoff derselben. (Énfasis mío)

En el núcleo de este pasaje se afirma que en la primera crítica se puso el fundamento de la materia de las representaciones sensibles no en las cosas en tanto que objetos sensibles, sino en algo suprasensible que posteriormente se identifica con los objetos en tanto cosas en sí, que dan la materia, pero no son la materia de la intuición empírica.

Lo primero que salta a la vista en este pasaje es que no hay ninguna mención explícita en que la relación de fundamento se entendienda de manera causal. Segundo, para interpretarlo así, el término clave en este pasaje es ‘suprasensible’ (Übersinnliches), ya que dependiendo de cómo se interprete este término la afirmación tiene alcances distintos. En otras palabras, según cómo se interprete el término la fundamentación de la que se habla en este pasaje será causal o no.

Si se entiende suprasensible en el sentido de causa inteligible, de una manera semejante a como lo hacían los pasajes citados de la antinomia por Watkins, entendiéndose que el fundamento del que habla Kant en este pasaje es uno causal inteligible, entonces este pasaje podría funcionar de manera más eficiente para sostener la posición de Watkin o Rosefeldt.

Sin embargo, hay motivos para pensar que suprasensible en este pasaje no se utiliza así, y si lo fuere no sería extensible a la KrV, que es el texto al que se refiere el pasaje en cuestión. El primero y más relevante es que el término suprasensible, vinculado a una causalidad inteligible, está asociado al uso práctico de la razón, como bien subraya Model y que, por ejemplo, se puede apreciar de manera clara en KU 05:474 (185-186)15. En este pasaje, en cambio, el asunto que se discute no es el uso práctico de la razón, sino que el punto de discusión es una pregunta que le plantea Eberhard a Kant, a saber, ¿qué o quién da a la sensibilidad su materia, esto es, las sensaciones? (UE 08:215). Esta pregunta, claramente, no guarda relación con el uso práctico de la razón, ya que precisamente en este último uso la materia de la sensibilidad no juega un rol en la manera en que Kant tematiza la causalidad por libertad. Por este motivo, no es adecuado ni convincente leer el adjetivo inteligible de manera causal en este pasaje, porque se confunde el plano práctico y el plano teórico; y así, resulta nuevamente complejo utilizar este pasaje para fundamentar las pretensiones de las interpretaciones que ven la proposición causal como verdadera.

Incluso, si se concediera que es posible interpretar este pasaje como si en él se atestiguara la proposición causal, de eso no se sigue que el resto de los textos deban leerse a la luz de él, ni los de la KrV, por mucho que parezca que Kant está glosando esta obra. En el mejor de los casos, se puede plantear como una hipótesis interpretativa: leer el idealismo trascendental y la distinción crítica a la luz de este texto y ver cuál es el resultado que se obtiene. Sin embargo, esta hipótesis no elimina las tensiones apuntadas en los textos previos ni hace evidente el carácter general de la proposición causal.

De esta manera, si las observaciones que hago son adecuadas, entonces una interpretación que busque legitimar las pretensiones de la proposición causal desde el pasaje del Streitschrift tampoco estaría en buen pie para ello.

4. Conclusiones

Como se ha visto a partir del análisis de los dos trabajos comentados, hay motivos para no asumir que los textos de Kant se deban interpretar necesariamente como proponen dichas lecturas u otras adscritas al llamado giro metafísico. Esto es, hay buenos motivos para no asumir que la proposición de fundamento como la proposición causal y, por tanto, como un elemento que toda interpretación del idealismo trascendental y de la distinción crítica debe explicar. Tal lectura, por muy espontánea y extendida que sea, debe fundamentarse y no asumirse sin más, ya que como se mostró hay buenos motivos para dudar de que sea una interpretación adecuada de la proposición de fundamento.

A primera vista, pareciera que el resultado de la argumentación es principalmente negativo, pues solo ofrece argumentos fundados para que esta proposición no se entienda de manera general y, por tanto, para que no se interpreten distintos textos de Kant como si formasen un continuo, donde no solo se utilizan los mismos términos o términos semejantes, sino que, de hecho, hablan de lo mismo.

Sin embargo, al hacer plausible que los textos no forman un continuo, se obtiene una consecuencia provechosa a nivel interpretativo: a través del análisis realizado es posible diferenciar dos estratos en los que se usa el término cosa en sí misma y la distinción crítica, al menos en la KrV.

Por un lado, está el estrato en el que los textos que efectivamente sustentan tal relación de fundamentación, donde se vincula al término cosa en sí con lo inteligible y, por tanto, con la idea de libertad. Por otro lado, hay un segundo estrato, en el que este término y la distinción se vinculan con la experiencia y sus condiciones, particularmente en la aparición del término cosa en sí y la distinción crítica a partir de la abstracción de las condiciones de la experiencia, como se vio en los textos de A250-316.

Ahora bien, ¿qué ulterior provecho interpretativo se obtiene, al distinguir estos dos estratos que, al menos en la KrV, se presentan en relación con el concepto cosa en sí misma y la distinción crítica? A mi juicio, esta diferenciación de estratos es provechosa interpretativamente, porqueya no hay por qué asumir sin más que la filosofía teórica o, al menos, la teoría de la experiencia que Kant desarrolla en la Estética y la Analítica tenga que hacerse cargo del contexto inteligible.

Asimismo, tal diferencia permite ganar precisión y escrúpulo interpretativo a la hora de preguntarse por el sentido de la distinción crítica y el término cosa en sí misma. Así, podemos preguntar por cada estrato en específico y por separado, cómo se entiende el concepto de cosa en sí misma y la distinción crítica. Posteriormente, una vez aclarado esto, podemos preguntarnos si es posible plantear un tránsito entre ambos, lo que, frente a la suposición que se manejaba previamente, es una ganancia interpretativa no menor.

Bibliografía

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  1. 1 Normalmente se suele asociar a la lectura de Allison la interpretación propuesta por Prauss, de manera tal que se entiende que ambas son formulaciones de lo que en esencia sería la misma posición. Esta posición está sumamente extendida en la literatura, particularmente en la de habla inglesa. Ejemplos de esto se pueden ver en Van Cleve (144), Schulting y Verburgt (1), Allais (8), Stang, Jauernig (11n32), etc.

    A mi juicio tal homologación entre las dos interpretaciones es un error, ya que ambas posiciones difieren en puntos esenciales, siendo los más relevantes la manera en cómo comprenden la distinción crítica y el propósito que desempeña en la filosofía teórica de Kant. Por este motivo, en esta contextualización me limito a indicar la posición de Allison. Por lo demás, la diferencia entre estas dos posiciones también ha sido subrayada en la literatura reciente por otros autores como Chiba (72 y ss.) y Friebe.

  2. 2 En lo sucesivo llamaré a esta proposición la proposición de fundamento.

  3. 3 En lo sucesivo hablaré a lo largo del texto de la proposición causal para referirme a la proposición “las cosas en sí fundamentan de manera causal a los fenómenos”.

  4. 4 Además, este énfasis de la proposición causal suele posteriormente enlazarse y desarrollarse con una teoría de la afección nouménica o de la cosa en sí. Es decir, se entiende que hay una relación de fundamentación entre las cosas en sí mismas y los fenómenos; posteriormente, se interpreta que esa relación es causal, es decir, las cosas en sí mismas causan los fenómenos; y, finalmente, se interpreta que esa relación causal corresponde a la afección. Puesto que el foco de este trabajo es otro, no ahondaré al respecto.

  5. 5 Véase, por ejemplo, BXX, BXXVI, B60, B61-2, B164, A181/B223, B 164, A181/B223, A277/B333.

  6. 6 Véase, por ejemplo, A239/B298, A285/B341-342. Este punto está particularmente bien expuesto por Kohl.

  7. 7 Sobre la distinción empírica, véase Prauss (Erscheingung ).

  8. 8 Si esto no fuera así, cabría preguntarse qué otra clase de fenómenos requeriría tener una causa inteligible y para qué. Pues, difícilmente se puede entrever para qué o con qué propósito un fenómeno como mi cafetera necesitaría tal causalidad.

  9. 9 Se podría conjeturar que son Regeln der Geschichlichkeit y Ragtschläge der Klugheit, pero eso no es relevante para mi argumento, por lo que Pejo abierto este punto.

  10. 10 Por lo demás, el hecho de que Watkins utilice este texto no deja de ser irónico , pues, el texto precisamente apunta a que el ser racional finito es un ser que puede ser considerado desde dos perspectivas: la práctica y la teórica, y en esta medida es metafóricamente un miembro de un mundo inteligible y de un mundo sensible. Si Watkins fuese consecuente con su interpretación, tendría que sostener que el ser humano es un compuesto de dos objetos (una cosa en sí y un fenómeno), el cual quién sabe cómo se unifica.

  11. 11 Este autor intenta desarrollar esto en estilo semejante al de la doble afección, desarrollada por Adickes. No me detendré más en esto, porque nos llevaría fuera del tema del texto.

  12. 12 Es interesante que Rosefeldt asuma sin mayor problema que la afección es una relación causal. Si bien esta es una posición extendida, ella introduce un problema en la medida en que es una relación causal.

  13. 13 Si bien en el texto, solo indica que habría que prescindir de las condiciones sensibles, parece que también habría que prescindir de las condiciones del entendimiento, como el mismo Kant indica en BXIX, nota. Este punto es discutido por Prauss (Kant und das Problem der Dinge an sich 38).

  14. 14 En un nivel más especulativo, se podría conjeturar que una prueba más de que ambos términos son distintos se encuentra en el hecho de que tanto los textos de todas las referencias al objeto trascendental fueron borradas en la segunda edición de la KrV, mientras que las referencias en la Dialéctica se mantuvieron. Esta decisión podría ser un indicio de que Kant entrevió la confusión entre estas dos menciones del término.

  15. 15 “Es bleibt hierbei immer sehr merkwürdig: daß unter den drei reinen Vernunftideen, Gott, Freiheit und Unsterblichkeit, der der Freiheit der einzige Begriff des Übersinnlichen ist, welcher seine objektive Realität (vermittelst der Causalität, die in ihm gedacht wird) an der Natur durch ihre in derselben möglichen Wirkung beweiset und eben dadurch die Verknüpfung der beiden anderen mit der Natur, alle drei aber unter einander zu einer Religion möglich macht; und daß wir also in uns ein Prinzip haben, welches die Idee des Übersinnlichen in uns, dadurch aber auch die desselben außer uns zu einer, obgleich nur in praktischer Absicht möglichen, Erkenntnis zu bestimmen vermögend ist, woran die bloß speculative Philosophie (die auch von der Freiheit einen bloß negativen Begriff geben konnte) verzweifeln mußte: mithin der Freiheitsbegriff (als Grundbegriff aller unbedingt-praktischen Gesetze) die Vernunft über diejenigen Gränzen erweitern kann, innerhalb deren jeder Naturbegriff (theoretischer) ohne Hoffnung eingeschränkt bleiben müßte.”

  16. 16 Esta diferencia se podría hacer todavía más manifiesta mediante el uso de los textos de B307-310. Sin embargo, para no hacer el texto más largo, dejo este punto sin desarrollar.