Reseñas

Andrea Kottow y Ana Traverso. Escribir y Tachar. Narrativas escritas por mujeres en Chile (1920-1970)

Rocío Medel-Navarro
Universidad Andrés Bello, Chile

Andrea Kottow y Ana Traverso. Escribir y Tachar. Narrativas escritas por mujeres en Chile (1920-1970)

Revista de Humanidades, núm. 44, pp. 311-315, 2021

Universidad Nacional Andrés Bello

Kottow Andrea, Traverso Ana. Escribir y Tachar. Narrativas escritas por mujeres en Chile (1920-1970). 2020. Santiago de Chile. Overol. 160pp.

Preguntarse por la escritura de mujeres es lo que las autoras de Escribir y Tachar analizan desde una plataforma estratégica de enunciación, esto quiere decir, una maniobra de lectura para tiempos pasados con el fin de comprender las narrativas escritas por mujeres y destacar su lugar en el contexto actual. Las autoras recorren la literatura chilena femenina desde los años veinte a los setenta y analizan producciones que oscilan entre la poesía, los diarios íntimos, el ensayo, las notas de viaje, las novelas etc. Entre las escritoras se destacan María Luisa Bombal, Pepita Turina, Chela Reyes, María Flores Yáñez, María Carolina Geel y Maité Allamand; sus obras se escriben en el auge del criollismo, mientras que las de la generación del cincuenta perfilan su oficio con mayor nitidez y asumen la escritura de un modo más profesional que las anteriores, entre estas se presentan María Elena Gertner, Elisa Serrana, Margarita Aguirre y María Elena Aldunate. Ambas generaciones literarias, tanto las de los veinte y las del cincuenta, se enfocan en responder al sistema que las invisibilizaba. Si bien las primeras, las criollistas, hablan desde el lugar del campo donde predomina la imagen del paters familias, ellas también destacan los tratos injustos contra los trabajadores y de esa manera evidencian de forma estratégica una politización de los diversos ámbitos de la vida. Las segundas, entre ellas Gertner, Aguirre y Aldunate, enuncian desde una conciencia política ‒desde el sitio de la marginada‒ rompiendo con las normas y roles impuestos contra las mujeres. Las obras de cada una de las narradoras mencionadas se entrecruzan en los capítulos de este ensayo. Este libro analiza la escritura de las mujeres en un plano político, muchas obras visibilizan un sitio de dolor y con ello, una escritura con consciencia de género.

El libro consta de seis capítulos, el primero se titula: “Devenir y escritura”, el que aborda los comienzos de la escritura de mujeres como profesión, dividiendo el análisis en tres secciones donde analizan el comienzo y el desarrollo de cada generación de narradoras. El segundo capítulo titulado, “Expulsadas del paraíso”, visibiliza el sitio de las mujeres de la élite que deben trabajar para obtener sus ingresos, ellas ya no hablan desde una zona acomodada, sino que desde un espacio de producción, con la inserción de la mujer en los planos laborales, como nueva mano de obra barata y con las nuevas políticas que se visibilizan en sus producciones literarias. El tercer capítulo “Culpas femeninas” expone el denominador común de las obras con personajes femeninos y las culpas asociadas con ser mujer. Esto quiere decir con los roles que se les asignaban a las mujeres en aquellos tiempos. El cuarto capítulo, “Desde la enfermedad”, devela que ser mujer está asociado con consecuencias patológicas e incluso fatales. El quinto capítulo “Atentar contra la propia vida”, presenta el suicidio en las novelas analizadas como el único método de escapatoria frente a una vida determinada y ultrajada por el sistema falocentrista. Por último, en “Deseo de sí”, sexto capítulo, las autoras sugieren que la problemática de la masturbación en estas escrituras es un elemento subversivo y emancipatorio, esto quiere decir que es una forma de evasión de la ley del padre. Los capítulos de este libro analizan estas narrativas desde distintas problemáticas, develando el lugar y el papel de las mujeres en distintos espacios y tiempos. Cabe destacar el minucioso estudio hecho por las autoras para comprender, sugerir y proponer ‒basándose en las novelas‒ un sitio que no se había considerado en relación con la escritura de mujeres y que tuvo que visibilizarse sobre la base de estrategias políticas y narrativas para enfrentar un sistema opresor, tanto en la sociedad como en el oficio de la escritura.

Este estudio descubre la literatura chilena femenina y se pregunta por la escritura de las mujeres en Chile e interroga estas novelas que nacieron de voces reprimidas y vistas desde un plano maternal e infantil. Si bien al comienzo del estudio de este libro se discutía el espacio de la mujer como escritora, a través de la denuncia de las malas prácticas de los amos con sus trabajadores, también se destaca qué significa trabajar como mujer escritora en aquella época bajo las estéticas del criollismo. En estas obras se evidencian protagonistas que sus vidas se vuelven una especie de cárcel, un sitio donde no logran escapar y que las lleva a una enfermedad o a la propia muerte. Finalmente, la mujer que transgrede todos los estereotipos que la sociedad le impone, hablo tanto de las escritoras estudiadas desde sus obras, como también algunas de sus personajes que mediante la narración se oponen a este patrón de “ser mujer”, libera su verdadero deseo sin las opresiones que la han estigmatizado por años; se vuelve una lengua víbora, en palabras de Raquel Olea: “Antiedípicas, ilegitimas, sin reconocimiento de padre ni madre, oscilantes en múltiples (des)identidades, buscan asumirse en lo oscuro de un signo que interroga verdades y genealogías” (Olea 11). Estas voces energizantes, son las que desean mostrarse como un nuevo signo en un sistema que las aisló del contrato social, restándoles importancia, es como también las mencionan las autoras de este libro, con respecto a las que transgreden, con las ninfómanas:

La mujer ninfómana no es, según las imágenes culturales dominantes en la tradición occidental moderna, aquella que busca a través del encuentro sexual ni el eterno masculino ni una verdad trascendente, sino, más bien la que exacerba su naturaleza femenina (104).

Escribir y tachar destaca que cada protagonista de estas obras representa su existencia y la evade de distintas formas dramáticas, como también transgrede los elementos de los status sociales, mofándose de él políticamente con el cuerpo y con un nuevo lenguaje.

Hablar desde el sitio de la mujer, desde su escritura, es hablar desde una literatura reprimida, donde las protagonistas sufren por la forma de vida que deben llevar, emergiendo desde estos espacios “un grito que clama ser escuchado y descifrado” (119). Las mujeres completamente indefensas mantienen sus vidas al margen de lo sociopolítico y se visibilizan por medio de un cuarto propio, desde donde emerge una voz que desea ser descifrada. Es interesante visibilizar el cuestionamiento político de la escritura femenina que soslayó los cánones literarios de su época sin ser considerada en la historia literaria chilena. Enfatizar este cuestionamiento promueve formar teorías y estudios que recuperen y fomenten la lectura de grandes narradoras y poetas que entre sus obras realzaron su rol en la sociedad chilena. La sociedad hizo lo posible por sacarlas de un ámbito que también les pertenecía, omitiendo su participación en el círculo literario.

Las autoras de Escribir y tachar proponen una política de la escritura como forma de abrir paso a nuevos estudios literarios para poder, de cierta forma, fomentar el legado de estas narradoras chilenas que desde sus escrituras emiten tópicos y problemáticas interrogados por Andrea Kottow y Ana Traverso. Las autoras cuestionan “este lugar” invisibilizado de las obras femeninas soterrado por el vago conocimiento que se tiene de ellas hasta la actualidad.

Este libro desarrolla ese lugar correspondiente a las mujeres que no ha sido estudiado y desde donde se emiten voces ajenas al canon literario. A su vez, se instala un nuevo de debate para considerar estas narrativas desde otro campo de estudio, desde una lengua distinta, desde un espacio complejo y desde una figura antiedípica. Esta nueva idea instala estas novelas en el espacio que les corresponde, no desde el plano de la victimización o la marginación, sino desde una nueva discursividad que represente a estas sujetas políticas que reaccionan desde su sitio marginal, desde donde molestan a un sistema represivo y patriarcal.

Referente al contexto sociopolítico actual, esta obra muestra una herida expuesta a un orden que ha impedido manifestar un espectro de distintas posibilidades de vivir al margen de él. Si bien, hoy se puede llevar una vida al borde del estatus social que deja fuera a la mujer, también se puede evidenciar que siempre existirá un espectro que nos traslucirá la herida que llevamos hasta hoy en la sociedad chilena, donde aún se pelea por una nueva constitución que enfatice el descontento de la sociedad en su conjunto y el funeral de las leyes dictadas por el paters familias que trajo consigo el atropello a los derechos humanos.

Según las problemáticas mencionadas, la escritura de mujeres es el iceberg que carga consigo un gran y poco evidente reflejo de la sociedad, donde en los colegios y la academia aún persiste la ausencia de un estudio de estas narrativas. Poco se conoce de las enunciaciones estratégicas de las narradoras del siglo veinte. Poco se conoce sobre las escrituras rabiosas que comenzaban a tensionar los espacios que solo pertenecían a escritores. Es necesario empezar nuevos estudios que produzcan de manera divergente las innumerables faltas que se han evidenciado con estas novelas femeninas para encontrar los cuartos propios que hoy dejan de ser privados y se insertan en lo público, como nueva forma estratégica de hacer política con una voz marginalizada, para abrir paso a nuevas constelaciones que sean generadas a partir de tópicos, temas y problemas que se vuelven a reiterar constantemente en aquellos textos.

Para finalizar, cabe destacar que muchas de estas novelas, de grandes escritoras chilenas, fueron desplazadas injustamente frente a las producciones de sus pares masculinos, siendo novelas de gran contenido literario y de un fuerte carácter político en tiempos donde la mujer era marginada de la sociedad. Esta herencia abre paso a las nuevas estrategias discursivas del género y a la pregunta del por qué solo algunas han recibido honores y premios y cuál fue el costo de esos logros.

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