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ἅμα – – Vers une lingua licta (sedimentaciones)

Tillmann Reik

ἅμα – – Vers une lingua licta (sedimentaciones)

Revista de Humanidades, núm. 42, pp. 401-418, 2020

Universidad Nacional Andrés Bello

Como el hombre se pone,

index

Como el hombre se pone, hijo de Temis, cuando, a partir del sentido de lo perfecto, su espíritu, sobre la tierra y en el cielo, no ha encontrado reposo alguno, hasta que, haciéndose frente en el destino, el dios y el hombre, en las huellas de la antigua crianza, se reconoce de nuevo, y, en recuerdo de más originaria necesidad, es gozoso allí donde puede sostenerse.

(Hölderlin, “Die Asyle”)

Lo que se comunica en el prometer, […] tiene que ser el,

por muy suave que sea, horror que disloca [Entsetzen].

(Hamacher, “Lingua amissa”)

1. Prefacio [proposición previa o preproposición]

Posiciones [Setzungen] inaugurativas sobre el poner [Setzen] (colocar, poner de pie [Stellen] y tender, acostar [Legen], cuya trinidad que se reemplaza [ersetzende] mutuamente, aquí, es reemplazada por el solo poner), el que, otra vez, ha de ser tema, siguen, de inmediato, a la proposición que sigue. Se trata, puesto de otro modo, de (anti)tesis acerca del tema de lo tético, la tesis, el tithénai (τιθέναι) en pasos cojeantes:

Para esto, el capítulo De arsi et thesi en la Ars grammatica del gramático Marius Victorinus (2ª mitad del 4 siglo d. C.) nos entrega un buen testimonio (GLK VI 40,14): arsis igitur ac thesis quas Graeci dicunt, id est sublatio et positio, significant pedis motum. Est enim arsis sublatio pedis sine sono, thesis positio pedis cum sono. (Lo que los griegos llaman Arsis y Tesis, es decir, elevar y deponer [Absetzen], significa el movimiento del pie. Es que arsis es levantar el pie sin sonido, tesis deponer el pie con sonido) (Boldrini 23),

de manera que finalmente pueda volverse visible que se trata de un andar como acontecer, en el que

[…] cada pie pes, con tal de ser puesto, primero tiene que ser suspendido […] (Nietzsche 155):

–Todo lo que siquiera [überhaupt] se vuelve realidad [zustande kommt] y da cuenta de su persistencia [Beständigkeit], puesto el caso, así dispone la mítica prótesis originaria de las ontoteopolitológicas instituciones europeas del derecho3 en performativo constatativo, parte, no solo desde las letras de molde de Gutenberg, también en el ámbito de aquello que, bajo presión, llega a estar [stehen] escrito, del poner [Setzen] y contraponer [Entgegensetzen] progresivos, constatativos [feststellenden]. Parte del poner como contraponer, que una instancia constitutiva, soberana se apunta como facultad que, poniéndose, se pone a sí misma. Esto sucede, más precisamente, de manera tal que el mentado poner –si es que en su pose auto-autoritaria, posicionante se presenta como un comenzar (o (im)plantar) [Einsetzen] y ocupar (o investir) [Besetzen] (en eso es una toma [Nahme]) que se hace valer, se legitima y se impone, y entonces instituido, tanto resultativamente en un puesto [Gesetzten], la proposición [Satz] proposicional (como juicio conceptual, como conclusión : s es p.)

“Hegel, una vez más – quiere cerrar.”4

culmina– se detiene, descansa, se recoge. En esto, en el que se representa a sí mismo como instancia, el movimiento suelto, que carece de lugar, serpenteante, del que a su vez asciende, el partir de y el partir hacia que separa [scheidende], que corta [schneidende]: que escribe [schreibende], la inquietud pujante de su stasis, constitutivamente obstruida [verstellt], suprimida y reprimida. Pero que, a través de eso, suspende en el doble sentido: aniquila y conserva como archivo: museo y mausoleo momificante en uno. (El comenzar [Einsetzen] y el ocupar [Besetzen] deviene, en ese trazo, dar sepultura [Beisetzen]: erige una tumba al levantar su tabla dogmática). De modo que el estatus y el estatuto de la oración hipostasiada ya no se muestra sin más como expresión impresionante de fugacidad nomádica-migrante. Ya no se da a conocer como alojamiento transitorio y temporal, que se desvanece, refugio efímero, sostén transitorio sin sostén (mientras que el transcurrir que se abre paso, que traza, que no se muestra a sí mismo, esta descomposición [Zersetzung], por venir, resta). Sino, más bien, se contrae obstinadamente y se constriñe anularmente, mediante ataduras, en fundamento independiente, sui-suficiente, inalterable de sí mismo, en lo primero y lo último, lo Uno y lo mismo, archetelos; la violencia de su posición, que es, que asegura, conserva y administra. Intransigente frente a la elasticidad que cede, a la que se debe, que se precipita en él.

Pero en la conservación de la posición, que requiere la repetición reactualizante, se cuela sigilosa e indispensablemente, en cada caso, desde siempre, siempre y permanentemente, la diferencia. Dado que esta conservación empieza con la primera posición, que siempre ya es la segunda, este entrar a hurtadillas comienza desde el principio: cada poner, que se detiene adoptando una posición, presupone una diferencia –de sí. Hueco, cesura, interrupción de sí.

(–Por consiguiente, dos poderes o fuerzas que tienden en direcciones contrarias ya comienzan a perfilarse en la misma medida en que se descomponen: esa, la apertura que diferencia, aquella otra, la fijación que cierra. Imposibilidad de separarlas, así como de no hacerlo. Lo otro y lo mismo, quiere decir esto, se encuentran en una no-relación inseparable que no deja que ninguno de ellos siga existiendo de manera pura para sí, sino que muestra a cada uno como enredada en originaria complicidad, complicación y coimplicación, diada bastardizada como mínimo: ἅμα/hama/a su vez resulta ser, de este modo, la no-ley [Ungesetz] y horrorosa dislocación [Entsetz] de todo poner.)

–Nada, de acuerdo a esto, por el otro lado, en oposición [Entgegensetzung] o de manera oblicua a la premisa y presuposición, enunciadas más arriba, parte del poner de una instancia que no, de nuevo y en contra [wi(e)der und wi(e)der], habría partido, en iteralteración5, de algo otro y de algo otro que otro. Las proposiciones definitivas, fijadas, resultan estar, unas a otras [einander] (y a sí mismas: unas a otras mismas [selbander]), expuestas [ausgesetzt] a un no-ellas-mismas y expuestas [exponiert] a este estar-expuesto como –comienzo antes de todo comienzo– apertura irrebasable. ‘Ante’ toda posición y toda negación que se opone (es decir, en cierto modo, también en ellas) – no “está posada, está parada, yace” esta misma exposición y disposición (como zona de los prefijos y preposiciones: ent-, aus- , ab-, auseinander-, etcétera); ella deja [lässt] (que algo siga su curso y permite [lässt zu]), otorga. El partir, del que parte el ‘partir de’, ahora sería un partir de nada. Rumbo a nada.

*

“Lo que sucede es despedida” (Hamacher, 95 Thesen 35),

Adieu à Dieu ateizante, y al modo de semejante despido que desliga: salida, éxodo: destitución, dislocación y suspensión [Ab-, Ent- und Aussetzung]. Y esto no solo entre dos polos del parting, del départ, de la partage, nacimiento y muerte, sino en un ‘entre’, un ‘al medio’, que deambula, errante, sin lugar alguno y excéntricamente, en ninguna parte y en todas, desde ningún lugar y hacia ninguno, y que, mediante eso, recién arroja los polos como exstasis. Al mismo tiempo (hama), frente a esto, sin embargo, vale de la misma manera:

“Lo que sucede es culpa” (Hamacher, “Schuldgeschichte” 217)

–entrelazamiento mítico en un contexto relacional de la economía de intercambio de signos carentes de interpretación.

Si es que hay reconciliación [Versöhnung] y perdón que des-expía [ent-sühnende], entonces solo como el dejar de un tiempo:

El tiempo perdona. Él –y él solamente– no es sino perdón. La proposición del fundamento, de la causa, del αἴτιον, la proposición etiológica por excelencia se suspende en la nada de ese perdón. El tiempo permite una historia sin fundamento. Sine fundamento, sine culpa et causa. (Hamacher, “Schuldgeschichte” 241-2).

La proposición imponente, que inculpa, que acusa y que carga de deudas (como unidad sintáctica normada, proto-dogma prejudiciante sobre todo de contenido, únicamente a través de su forma) aparece, entonces, sobre todo, incluso en su desmentida, como el precipitado, el retraso, la demora, el residuo [Rückstand], la deposición de un dejar que ella es. La justicia lingüística tiene que ocuparse de ese dejar.

2. Proposición principal

–Werner Hamacher proveía copiosamente de proposiciones.

A su vez, es decir, al mismo tiempo, de un mismo golpe y en el mismo trazo o jugada (gr. hama) –desde la perspectiva de un lector y en mímesis mala, pero pensada como un homenaje, de su gesto (del veredicto del “Eso nunca lo dije así” uno podría estar seguro)– toda la advocación de Hamacher –en esta intercesión para la intercesión residía el ímpetu de sus intervenciones, de su apuesta [Einsatz]– parece estar dedicada a la puesta en práctica que cambia de lugar [Umsatz] de lo no-proposicional [Un-Sätzigen] y quizá incluso de lo leproso que suspende [Aus-Sätzigen] (del leprosamente demembrado y dislocado) de la(s) lengua(s). Hablar

“contra la contra-lingüisticidad del juzgar” (Hamacher, “Recht oder Leben” 174).

–Werner Hamacher proveía copiosamente de semejantes proposiciones que son saltos, que narran del poner así como de lo que tiene forma de proposición y cierra juzgando, pero ante todo de las presuposiciones (premisas) como problema fundamental del fundar, pero que a su vez formalmente (pero ‘forma’, en el medio de la lengua, solo puede mentar a todo el contenido) tensaban en exceso hasta poco antes de desgarrarse –y con frecuencia más allá– la capacidad de apresamiento de unidades juzgantes de proposiciones, aquel que estas, con la mejor de las voluntades, aún están en condiciones de abarcar, coger, integrar, suspender sintéticamente. ¿Hasta dónde en lo discursivo puede lograrse una integración como desintegración, en qué medida tiene que entregarse, afirmativamente, a su disfuncionalidad?6

Se preocupaba por aquellas partes de la lengua en las que no entregaba, establecida y encaramada en posiciones superiores, veredictos aprehensibles, doctrinas, statements, dicta, sentencias enjuiciantes y gnomas cosmoteóricas que le ofrecían sostén y orientación a la realización del pensar7, sino por el poner de actos téticos, acciones-tesis (y, con eso, aquello que él, junto a ergontología ocasionalmente llamaba ontotesiología y en sus años tardíos veía cada vez más conjurado con una especie de proto-juridismo), está expuesto a una unsettledness, que soporta como un fundamentum cuncussum (y, por lo tanto –un fundamento que tiembla e irreductiblemente inestable en el sentido clásico ya no puede ser un fundamento– un afundamento que se difunde por antonomasia), –es este el pherein de una ferencia, que Hamacher calificó como tal incluso antes que Derrida8– pero dejándolo caer [fallen] sin respaldo. (A este temblor y a la caída en pedazos [Auseinanderfall] que azarosamente apoya se consagra acaso el ensayo sobre Kleist en Comprender detraído). Todos los casos [Fälle] bajo una regla, que son ereccionados, atrapados y amortiguados en su caída, detenidos y estabilizados, se llevan a cabo como casus aprehensibles, sin embargo, en cada caso solo caen como estados puestos, existentes y, por ende, justo ahora, en el momento, no caen.

Se trata de resquebrajar la identificación de la lengua [como tal] con la función predicativa del juicio, que solo constituye una de sus múltiples posibilidades. Con tal de darse cuenta y apercibir este quebrantar ininterpretable, al menos inequívocamente [uneindeutbar], esta inapropiable con-división comunicante [Mit-Teilung] y división originaria, que, a su vez, esta vez en un sentido ampliado, podría llamarse lengua. Lenguas contra lengua para lengua [für Sprache]. Para intercesión [Fürsprache].

El alegato de Hamacher a favor del afformativo, la affiguración, la apertura y el abrirse-paso de figuras y, con eso, una determinada des-posición que disloca [Ent-Setzung] y una omisión que deja por debajo [Unter-lassung] que boicotea, la huelga mediante, a lo estricto y recto a favor de lo torcido y lo atravesado –aquello que es odd como el Odradek de Kafka, aquel extraño carrete y preocupación del padre de familia–, así tuvo que admitir, una y otra vez, su bastardización con la acción de la stesis y de sus estelas, aparentemente solo pudo considerar a este a su vez (aquel adverbio temporal-intemporal hama, que en los escritos de Derrida –“Ousía et grammè” sea solo un ejemplo entre varios–, es nombrado tantas veces, si bien con frecuencia de manera oculta, por su nombre9) de la aporía –la apertura de una indecisión, cuya precisión llevo siempre al extremo– y de la euforia, el abrirse-un-camino frescamente-alegre, que no se preocupa por tales intrincaciones, al que también pertenece la producción en masas de sentencias y proposiciones, como a una relación trágica. Lo más doloroso en todo esto debe haber sido quizá aquella experiencia del propio entrelazamiento, la propia coimplicación y la propia colaboración, mediante las que cada una de sus palabras, que en sus decisiones, en última instancia, cortan por lo sano de manera sorprendentemente despreocupada, a favor de su cliente (al interior de un proceso infinito) –una lengua que si bien no renuncia a la función del juicio, sí la pospone hasta el extremo– cada vez, por un lado, sella la sentencia judicial letal acerca de este. Así como en el universo de Kafka el estar-perdido en relación con el proceso acusatorio del juicio recién es un hecho a partir del inicio de los esfuerzos por defenderse y, con eso, del reconocimiento de la modalidad jurídica, así el habla advocatoria de Hamacher hereda del juridismo que juzga y condena y a su paternalismo de las alturas muchos de sus aspectos –no por último a aquel gesto de la intransigencia rígida, de la inflexibilidad frente a cualquier inflexibilidad– quizá de manera funesta. La adecuación, en cuanto a lo formal, a la ley justamente de su dicción apodíctica, que quiere resquebrajar, partir, con su proliferación en programas condicionales formulados según una lógica de la consecuencias del tipo “si esto, entonces esto otro” y “de esto sigue de manera necesaria” –es decir, la insistencia en la consistencia de una demostración correcta en cuanto a la lógica de la argumentación, silogísticamente impecable, con tal de justamente refutarla y acusar sus fallas (¿la hamartiología hamacheriana?)10: sobre la filalogía

“Filología, filallología, filalogía” (Hamacher, Für – die Philologie 25)

había dicho, para ella vale el “non sequitur” – representa, entonces, para el lector, con frecuencia, el testimonio justamente de aquella aporía cuya ilustración y aclaración en tanto diaporía era, para él, un asunto principal. Que no puede ser soportada, pero que, en tanto insoportable, insufrible, podía y debía ser disputada y repartida [auszutragen]. Su precisar –ella implica que el comprender que quiere ser comprendido quizá no pueda ser comprendido y cuando sí puede serlo, entonces ante el trasfondo de su imposibilidad– es lo único posible. (Lo que también significa que la claridad siempre solo puede consistir en la ilustración de una cierta oscuridad.)

Pero si ahora tiene que ser dicho que la capa afformativa de la lengua solo deja [läßt] pero nunca pone [setzt], entonces también tiene que ser dicho que todas las posiciones se deben a este dejar, conservan el recuerdo de ese dejar y le deben a este dejar su posición: por consiguiente, el dejar no se omite [läßt aus] simplemente y no se omite a sí mismo sin resto alguno desde el círculo de las posiciones míticas, sino que adhiere a través del endeudamiento y lo que Benjamin llama destino [Schicksal] a la forma de la posición, de los institutos del derecho y, con eso, a una violencia que no es pura. Mera posibilidad de la lengua en general [überhaupt], lo afformativo no puede sino mantenerse en la diversidad de sus incidencias. No puede sino volverse aquello que no es y siempre habrá sido lo que nunca fue: lo que fue intemporal, a destiempo, se entrega [überläßt sich] al tiempo de la posición, de la representación y de la duración, en la que está expuesta a la dialéctica de la legislación [Rechtssetzung] y descomposición. (Hamacher, “Afformativ” 361)

La filalogía deconstructiva hamacheriana desde el espíritu germano-francés de Szondi, Celan, Derrida y Blanchot –y, sí, de Hölderlin y Heidegger–, en la senda de su maestro Paul de Man y en una radicalización de la teoría de los actos de habla de Austin, busca una lengua (que a él frecuentemente le parecía ser signum de una diferencia que no es idéntica con ella misma) ante toda lengua en la lengua previa de un prometer que, él mismo, en esa medida en cada caso aún no es uno, en tanto solo recién se promete, pero que en su performatividad promisiva, promesiánica, a su vez, siempre contiene la amenaza de volverse en contra de sí mismo y de no ser cumplido y, con eso, de no ser una promesa. En Hobbes lo encontró como promesa contractual (“promesas salvajes”), en la filosofía trascendental kantiana como imperativo que guía a toda manifestación lingüística que ya exige una allopraxis sobre una máxima del comportamiento, que pone al descubierto un dejar,

El imperativo categórico, ese performativo que funda a todo performativo, no hace otra cosa sino dejar aparecer el afformativo de la comunicabilidad lingüística. No pone una regla universal, una ley, sino que expone a la mediabilidad no puesta de su propia lengua. A diferencia de todos los otros imperativos esencialmente performativos, el imperativo categórico en su versión radicalizada por Benjamin es dislocación [Entsetzung] de todo aquello que mediante posiciones normativas o regulativas pudiera ocultar la mediabilidad de la lengua. (Hamacher, “Afformativ, Streik” 355)

luego en Fichte, una acción-de-hecho, una acción pura que no presupone ningún objeto [Thathandlung] del hablar y en Marx en la lengua de la mercancía (“Lingua Amissa”). Una lengua de la mercancía “llena de sutilezas metafísicas y caprichos teológicos” (así Marx en el capítulo sobre el fetichismo del capital) –eso la convierte en lengua de toda la ontoteología política de Occidente y de su cuento de fantasmas–, que promete a una lengua verdadera, pero, no obstante, nunca puede dejar escapar a esto verdadero del ámbito de influencias de una mercancía y de su fetichismo.

¿O sí?

Todo humanismo con sus postulaciones de igualdad habla con las mercancías de la equivalencia universal y con eso: del capital. Con la a-categoría de la promesa, sin embargo, deja ponerse al descubierto una estructura (también aquí Hamacher hablaría al menos de distructura o destructura), que pone en juego un surplus que posibilita a toda equivalencia, cuyo alcance para Hamacher no puede ser tazada:

Siempre seguirá pareciéndome sorprendente que el motivo del prometer, que observé –ciertamente instruido por los análisis heideggerianos de la estructura previa del Dasein– en principio en Kant y Nietzsche, se haya convertido en un punto en el que se tocan los trabajos de Derrida y los míos. (Hamacher, “Lingua amissa” 92).

Es, en principio, como lengua –médium de todos los medios– el prometer de un prometer en el sentido de una promissio de la promesa escatológica, mesiánica. Pero de la misma manera habla la lengua, al faltar irreductiblemente, se falta o escasea ella misma, se ausenta y, por ende, está pendiente [aussteht]; pero, en esto, incluso se yerra a sí misma y a la cosa, cuya referencia externa la lengua deja deambular como un fantasma en su interior. Por eso, prometer es lengua también como lapsus linguae permanente, como un quebrar ruinoso, se podría decir: autodeconstructivo, en y en tanto hablar. Ver en la lengua y en tanto lengua a algo así como una (cor)rupción, un crimen que se escurre entre la malla de toda identificación criminológica, a todo apresar [Stellen] que prueba la culpabilidad, es una dimensión más. “Quien habla, aún no ha sido sentenciado”. Nada sino vestigio [Relikt] de sus delitos [Relikte] (del traspasar los límites de lo puesto con todo derecho), ella misma es resto y legado, -likt de un linquere: dejar. Lingua licta, lingua liquens. Lingua. Desde aquí las proposiciones se dan a entender en otro sentido: como residuos, sedimentaciones y, por lo tanto, remanentes de algo que, de nuevo en plena equivocación, que también incluye al mandarse a cambiar, se ha desprendido con tal de depositarse [absetzen]. Huella de un mandarse-a-cambiar insurrecto [unfügig]-fugitivo. La acuñación propia de Hamacher de una concesión lingüísitca [Spracheinräumung] que procede de su proyecto inconcluso (o debería decirse: ¿su misión?) de un pensar de la justicia lingüística dice lingua missa, lingua amissa:

Estas admisivas o amisivas ahora no pueden ser pensadas como acciones lingüísticas más fundamentales, es que en ellas no se actúa ni se realiza, sino que se admite y se concede, se otorga y se deja, a saber, de manera no regulable, cada vez singular, y cada vez de modo tal –por eso admisiva o amisiva– que un tolerar [Zulassung] y admitir [Einlassung] y, a su vez, puede ser un dejar ir [Fahrenlassen] y dejar caer [Fallenlassen], un cese o una rendición y una pérdida. (Hamacher, “Lingua amissa” 111).

Aquella admisión ahora resulta ser la premisa de todas las premisas.

Sobre el prometer que es comprendido de este modo, a saber, ya no performativamente, sino afformativamente (un alcanzar mediante el habla [Er-Sprechen] que se abre camino), la lengua, incluso si no promete sino la equivalencia funcional de las mercancías, puede hablar más y decir otras cosas, prometer algo otro de ella misma:

Lo que se comunica en el prometer, entonces, tiene que ir más allá de todas las formas de la subjetividad trascendental y de sus instituciones político-económicas, tiene que ir más allá del capital y del trabajo por él determinado y desde su excedencia tiene que transformar de antemano a todas sus formas [Gestalten], en el hablar por delante y prometer, y poner, trasladándolo, en el trans de toda forma. Tiene que ser, desde el comienzo, más allá de todo lo puesto de manera alguna, un monstruo del límite de la aparición, de la visibilidad y de la representabilidad. Tiene que ser el dislocar [Entsetzen], por muy suave que sea. (92).

Lo que con frecuencia causa espanto, en el sentido de la palabra horroroso [Entzetzliche] en el rigor despiadado de ese escribir puede que sea designado de la mejor manera con el sintagma de una ‘crítica de la violencia’, cuando este, más allá de su sentido genitivo común y corriente, es escuchado a contrapelo como la violencia que sirve al mismo krinein: el disponer y obrar rudo, desierto, rabioso y a pesar de ello para sí completamente libre de violencia del acontecer que separa de una fuerza del juicio, originaria fuerza de con-separación o comunicación y de sus efectos: ocuparse de algo mediante una exposición analítica que pone aparte [Aus-Einander-Setzung].

3. Apódosis o proposición a posteriori [Nachsatz]

La procedencia del primer elemento es controvertida: probablemente se encuentre a la base el alto alemán antiguo waron, ‘conservar, cuidar de, prestar atención’ o el emparentado warnon, ‘precaverse, tener cuidado’, (cfr. warnen, ‘advertir, alertar’), propiamente tal ‘ver algo, percatarse, darse cuenta de’. […] Según otra interpretación, esta parte del nombre se remonta al alto alemán antiguo weren, ‘defenderse, oponer resistencia’. (Wikipedia, “Werner”)

Etimológicamente el nombre ‘Hammacher’ o ‘Hamacher’ se deriva de denominaciones franco-renanas (¿o ribuarias?) de oficios, a saber, los ‘Hamenmachern’ o hacedores de Hamen. La raíz de la palabra Hamen pertenece a haben, ‘tener’, en la medida en que significa ‘atrapar’ o ‘sostener’. En el sueco, haemta es equivalente a ‘atrapar, tomar’. Entre los latinistas, la caña de pescar se llama hamns, en italiano hammo, en el francés para esto se encuentra la palabra hain. El hamns latino también significa ‘un anillo que sostiene algo’, así como en agronomía el Kuhhamen, el yugo del cuello de las vacas, una argolla de madera que sostiene, que se coloca a las vacas alrededor del cuello, por ejemplo, con tal de amarrarlas al pesebre. En la región de Osnabrück, un Hamm es tanto una argolla hecha de latón o estaño, así como un Kummet (un arnés o una collera para caballos). (GenWiki, “Hamacher”)

Werner Hamacher est le nom singulier pluriellement porté par tous les porteurs et les émetteurs de signaux, d’appels. de cris et d’alertes. de gestes. d’emblèmes, de marques, de traits et de tons, de timbres, de couleurs, de clins et de winke, de toutes les facons de Ha! qui peuvent annoncer nos présences inquiètes […] (Nancy 309)

En una parte de la signatura de estos textos uno tendrá que escuchar, también, a Werner, el (des-)alejador [(Ent-)Ferner], por muy cerca que pueda estar; al mismo tiempo y sin embargo (hama), también se apercibirá [gewahren] a quien advierte [Warner], conservando [wahrenden] profética-apotropaícamente, que en el intento de ayudar a que advenga a la lengua lo no acredidato [Unbewährten] indefenso [wehrlos] que posibilita a todo lo conservado [Gewahrten] –la misma lengua que relajadamente [gelassen] deja [lassend]–, manteniéndolo a distancia, en una inevitabilidad de la que sabe, siempre también de nuevo, a favor de su otro, la posición que cambia de sitio, obstruye y finge. En “Hamacher”, en cambio –el verbo español jamaquear/sacudir se hace escuchar, el chaver hebreo en cher: un amigo, con el que uno se inclina sobre las hojas de un libro–, resuenan el ‘¡Ach!’ y el ‘Machen’, hacer (poiesis), y el cómo al mismo tiempo se pierden desde uno y el mismo no-juntos. Cher hama.

La conferencia “Tò autó, the same, - - (Celan with Parmenides and Heidegger)” del año 2014 se dirigía a ese sí mismo, una vez más, con Celan, en esto tomando distancia de Heidegger (al que, a pesar de eso, esa dimensión del dejar [Lassen], de la desasida serenidad [Gelassenheit], del dejar ser [Seinlassen] en tanto involucrarse [Sich-Einlassen] le era cualquier cosa menos ajena), ya no pensado como reunión en intimidad que se inclina hacia favorablemente, que precede a toda dispersión11, sino como pérdida y olvido irrestrictos. En el hama, el doble fantasmagórico del homo y pariente del sama gótico, desde el que se escriben la soledad [Einsamkeit], lo que se tiene en común [Gemeinsamkeit] así como el juntos [Zusammen] y la reunión [Versammlung], se muestra lo uno y lo mismo como, a su vez ningún-un, a su vez de a su vez y no a su vez. Y su anudamiento, entrelazamiento (hamma). Semilla del sama/hama, que se abre resquebrajándose como un germen, pero con eso también: pérdida de sí mismo como condición de la posibilidad de que algo acontezca, como encuentro:

[…] Separados,

te caigo en suerte, me

caes en suerte, uno del otro

caído, vemos

a través:

Lo

Mismo

nos ha

perdido, lo

Mismo

nos ha

olvidado, lo

Mismo

nos ha - -

(Celan, “Zu beiden Händen” 219)12

*

Queda (cuanto más ante el fondo de la abismal proposición fundamental de toda lengua: “Eso nunca lo dije así” [Hamacher citado según Bulucz ]):

la convicción que caza furtivamente

que esto hay que decirlo de otra manera que

así.

(Celan, “Und Kraft und Schmerz” 398)13

Porque:

“Nada aún está dicho.” (Schlegel citado por Hamacher, Entferntes Verstehen 195)

Bibliografía

Boldrini, Sandro. Prosodie und Metrik der Römer. Traducido por Bruno W. Häuptli. Stuttgart: Teubner, 1999.

Bulucz, Alexandru. “‘Das habe ich so nicht gesagt’. Eine Notiz zum Abschied von dem großen Komparatisten Werner Hamacher”. Der Tagesspiegel, 17 de julio de 2017, www.tagesspiegel.de.

Derrida, Jacques. Marges – de la philosophie. París: Les Éditions de Minuit, 1972.

Celan, Paul. “Und Kraft und Schmerz”. Schneepart. Gesammelte Werke, vol. 2. Editado por Beda Allemann y Stefan Reichert. Fráncfort: Suhrkamp, 1983.

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_. Kritische Ausgabe von G.W.F. Hegel: Der Geist des Christentums – Schriften 1796-1800, mit einer Monographie: pleroma – zu Genese und Struktur einer dialektischen Hermeneutik bei Hegel. Berlín: Ullstein, 1978.

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_. “‘Recht oder Leben’. Zur Logik der Rede vom ‘Recht auf Leben’”. Walter Benjamin: Moderne und Gesetz. Editado por Ashraf Noor. Múnich: Wilhelm Fink, 2011, pp. 155-74.

_. “Schuldgeschichte. Zu Benjamins Skizze ‘Kapitalismus als Religion’”. ‘Jüdische’ und ‘Christliche’ Sprachfigurationen im 20. Jahrhundert. Editado por Ashraf Noor y Josef Wohlmuth. Alemania: Schöningh, 2002, pp. 215-42.

_. “Technik, Löffelheit, gedachter Verstand”. Bochumer Kolloquium Medienwissenschaft, 25 de mayo de 2011, www.ruhr-uni-bochum.de/bkm.

_. “Tò autó, das Selbe, – –”. Keinmaleins. Texte zu Celan. Fráncfort: Vittorio Klostermann, 2019, pp. 181-208.

_. “Tò Autó, The Same, – – (Celan with Parmenides and Heidegger)”. Conferencia en Royal College of Art, 30 de septiembre de 2014. www.backdoorbroadcasting.net/

Heidegger, Martin. Heraklit. Gesamtausgabe, vol. 55. Editado por Manfred S. Frings. Fráncfort: Vittorio Klostermann, 1987.

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Kant, Immanuel. Kritik der reinen Vernunft. Kants gesammelte Schriften, vol. 4, Abt. 1. Königlich Preußischen Akademie der Wissenschaften, Reimer, 1911.

Nancy, Jean-Luc. “Babel, ha!”. Babel. Festschrift für Werner Hamacher. Editado por Aris Fioretos. Basilea: Urs Engeler, 2009, pp. 304-9.

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Wikipedia. “Werner”, https://de.wikipedia.org/wiki/Werner.

GenWiki. “Hamacher”, http://wiki-de.genealogy.net/Hamacher_(Familienname).

Notas

1 El hama del griego antiguo, emparentado con el sama gótico, como se encuentra, acaso, en la reunión [Versammlung], significa aproximadamente ‘al mismo tiempo, junto a, con’ y se deriva de la raíz protoindoeuropea *sem. Cfr. también nota al pie 8. Las citas que en el texto continuo ocasionalmente irrumpen desde un afuera y se levantan al modo de una gnoma, han de hacer estallar su continuo lineal, sino descomponerlo [zersetzen], con tal de posibilitarle con esto a lo aquí tratado, lo afformativo, un precipitado que deje su impresión también a nivel de la presentación.
2 Traducción de Niklas Bornhauser.
3 En qué medida este compositum puede ser entendido como pleonasmo, el derecho tiene que ser entendido como ontología y viceversa, en qué medida puede ser pensado junto a la metafísica de la presencia o el idealismo, y si Werner Hamacher, cuando tendría que haberse matado trabajando en esto o en algo parecido, cayó en la trampa de un títere [Popanz] o un camarada de cartón, construido por él mismo, son todas preguntas de la más alta relevancia, que, sin embargo, en este ensayo no obtendrán respuesta alguna. Con respecto al títere véase, al menos, una recensión de Dieter Thomä de Entferntes Verstehen [Comprender detraído], que puede ser consultada en: http://www.faz.net/aktuell/feuilleton/buecher/rezension-sachbuch-sag-beim-abschied-leise-subjekt-11319580-p3.html
4 Así comienza la monumental introducción de Werner Hamacher, escrita en 1978 a la edad de treinta años, a El espíritu del cristianismo de Hegel, que deja que se piense el estigma y la vez [Mal], la marcación singular, pero siempre ya entregada, puesta en manos de la repetición, también desde su lado incorporativo-digestivo: una vez/estigma es/come una comida [ein Mal is(s)t ein Mahl] (Hamacher, Kritische Ausgabe).
5 El volver extraña la lengua con neoformaciones puede ser un abuso de una licencia de Hamacher, que una vez describió somo sigue: “En la conformación de la palabra –o de la palabra previa– ‘afformativo’ (por vez primera en ‘Afformativo, huelga’) o ‘bifformativo’ reclamo la misma licencia que Austin necesitó para la introducción del concepto ‘performative’. No con tal de amortiguar la extrañeza de estos conceptos, sino con tal de acentuar la extrañeza, entretanto más codificada y más convencionalizada, recuerdo que Austin no se detuve en ‘performatives’, sino que también habla de ‘illocutives’ y ‘perlocutives’, de ‘verdictives’, ‘exercitives’, ‘commissives’, ‘behabitives’ y ‘expositives’” (Hamacher, “Lingua amissa” 100).
6 El ideal de lo roto [Kaputten]”, una breve nota de Alfred Sohn-Rethel acerca de la preferencia neapolitana por el defecto, lo parchado provisionalmente, fue leída por Werner Hamacher hacia el final de su conferencia “Technik, Löffelheit, gedachter Verstand” en el Bochumer Kolloquium Medienwissenschaft.
7 Contrariamente, acaso, a un uso dietético-consolatorio de la lengua del que, según ciertas conjeturas, testimonian las tardías creaciones poéticas, hechas en la torre, de Hölderlin como estrategia de compensación de aquello en lo que hasta la enajenación mental había ido demasiado lejos), a todas las aproximaciones hamacherianas les está inscrita tanto la provocación así como la excitación (el “Ahora ven, fuego!”).
8 Y la que, a todo esto, en un sentido semántico está estrechamente emparentada con el osado [verwegenen] ‘Ver-’ del Versprechen, de la promesa.
9 Todo el alcance del hama que se asemeja a la différance para Derrida aquí no puede ser expuesto. No obstante, resultan decisivas aquellas líneas dedicadas al concepto vulgar del tiempo de Heidegger, en el ejemplo de la física aristotélica: “Toute la gravité du texte d’Aristote est appuyée sur un petit mot à peine visible, parce qu’il paraît évident, discret comme ce qui va de soi, effacé, opérant d’autant plus efficacement qu’il est dérobé à la thématique. Ce qui va de soi et fait ainsi jouer le discours en son articulation, ce qui désormais constituera la cheville (clavis) de la métaphysique, cette petite clé qui ouvre et ferme à la fois en son enjeu l’histoire de la métaphysique, cette clavicule où s’appuie et s’articule toute la décision conceptuelle du discours d’Aristote, c’est le petit mot ama. Il apparaît cinq fois en 218 a. Ama veut dire en grec ‘ensemble’, ‘tout à la fois’, tous deux ensemble, ‘en même temps’. Cette locution n’est d’abord ni spatiale ni temporelle. La duplicité du simul à laquelle elle renvoie ne rassemble encore et en elle-même ni des points ni des maintenants, ni des lieux ni des phases. Elle dit la complicité, l’origine commune du temps et de l’espace, le com-paraître comme condition de tout apparaître de l’être. Elle dit, d’une certaine manière, la dyade comme le minimum. Mais Aristote ne le dit pas. Il développe sa démonstration dans l’évidence inaperçue de ce que dit la locution ama. Il la dit sans la dire, il la laisse se dire”. (Derrida, Marges 64f.)
10 Posiblemente esta fatalidad (Hamacher la analizó en su primera conferencia sobre Heidegger de los años sesenta) se deba a la resiliencia del dispositivo de la refutación. Todos los análisis que se dirigen al tradicional corpus textual con el habitus de que los problemas ahí expuestos experimentaron un tratamiento insuficiente o incluso errado, mantienen intacto, sin tocarlo siquiera, al mismo metapysikon ontológico de la refutación. Ahora, es posible, si se trata de una problematización de un mismo juicio determinado, comprender el pensar como un rastrear de fallos de la fuerza del juicio, tal como quería el juridismo kantiano: “como crítica con tal de impedir los pasos errados de la fuerza del juicio (lapsus judicii) en el uso de los pocos conceptos de la razón puros que tenemos, para esto (a pesar de que la utilidad entonces tan solo es negativa) es empleada la filosofía con toda su perspicacia y su arte examinatorio“ (Kant, Kritik 98).
11 Con toda tendencia, que reiteradamente aparece de manera furtiva, como un rayo, de los textos heideggerianos de pensar la reunión como una reunión de lo no-reunible y, por ende, como diseminación primordial, sin embargo, una y otra vez se hacen notar intenciones interpretativas dominantes como la siguiente: “Pensemos a esta reunión [Ver-sammlung] que domina todo este recolectar [Sammeln] y leer, entonces le damos a esta palabra una sola dignidad y determinación. Reunión es el detentar originario en un estado de reunión cuyo detentar recién determina a todo tomar impulso y recuperar, pero que también recién deja que toda dispersión y distracción sea. La reunión así entendida es la esencia del leer [Lesens] y de la cosecha [Lese]. Cosecha y recolección así pensadas son más originarias que lo disperso y la distracción” (Heidegger, Heraklit 269).
12 Getrennt, / fall ich dir zu, fällst / du mir zu, einander / entfallen, sehn wir / hindurch: // Das / Selbe / hat uns / verloren, das / Selbe / hat uns / vergessen, das / Selbe / hat uns - -
13 die wildernde Überzeugung, / daß dies anders zu sagen sei als / so.
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