Reseñas

Zoila Farfán Villegas y Andrés Medina Aravena Al servicio de la Iglesia y la educación superior chilena. Crónica histórica de la Universidad Católica de la Santísima Concepción Concepción: Ediciones UCSC, 2021, 131 pp.

Froilán Ramos Rodríguez
Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Chile

Zoila Farfán Villegas y Andrés Medina Aravena Al servicio de la Iglesia y la educación superior chilena. Crónica histórica de la Universidad Católica de la Santísima Concepción Concepción: Ediciones UCSC, 2021, 131 pp.

Revista de Humanidades, núm. 46, pp. 409-414, 2022

Universidad Nacional Andrés Bello

Al servicio de la Iglesia y la educación superior chilena. Crónica histórica de la Universidad Católica de la Santísima Concepción Concepción: Ediciones UCSC, 2021, 131 pp.

La formación del ser humano constituye una de las acciones más amplias y complejas, constituida como un acto multidimensional de maestros y discípulos que animan a una comunidad, en este caso, la universidad. Esta institución es un espacio de búsqueda del saber y el conocimiento. Su esencia de enseñanza y aprendizaje ha construido universidades con una identidad propia y una relación especial con la sociedad, de modo que, su historia general está compuesta también en particular por la historia de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).

Este libro, como bien señalan sus autores, es una crónica, que parte de la revisión documental, la recolección de testimonios y el estudio de los principales procesos institucionales y académicos que fundaron la UCSC. Por ello, esta obra tiene el mérito de ser una visita documentada de los hitos universitarios del país, la región y la institución, acompañado de un esfuerzo compilatorio.

Sus autores son Zoila Farfán Villegas, una de las primeras egresadas de la Sede Talcahuano de la UC y una de las funcionarias de mayor antigüedad de la institución, a la que se integró en los años setenta. Asimismo, el profesor Andrés Medina Aravena, doctor en historia de la Universidad de Salamanca y académico del Departamento de Historia y Geografía UCSC.

La introducción del texto, titulada “La universidad en Occidente”, es seguida de cuatro capítulos que visitan los principales procesos de la universidad en Chile y la UCSC, además de incluir una sección especial de testimonios, junto con un listado de profesores y el personal que laboró en la sede regional de Talcahuano de la otrora Pontificia Universidad Católica de Chile. Todo ello reunido junto con una revisión de fuentes escritas primarias y secundarias, que reconstruyen los acontecimientos alrededor de la fundación de la sede. Entre la documentación, se encuentran las cuentas anuales presentadas por la PUC, las actas de su Consejo Superior, los discursos de autoridades; los diarios La Patria y El Sur, la Revista de Comunicaciones (1991), aunado con una memoria inédita de María Vial Izquierdo, directora de la Escuela de Educación Familiar (1969), más otros documentos.

El primer apartado está dedicado a la “Historia de la universidad en Chile”, que no puede comprenderse a cabalidad sin aludir a la formación de las primeras casas de estudios superiores de Europa y América. Los autores destacan el origen de la universidad como institución fundada cerca de mil años atrás, cuando la Iglesia católica creó la Universidad de Bolonia en 1088, la de Oxford en 1096, la de París en 1150 y la de Salamanca en 1208; y en América, la Iglesia fundó la Universidad de Santo Tomás de Aquino en Santo Domingo en 1538, la de San Marcos en Lima y la Real y Pontificia Universidad de México en el virreinato de Nueva España, ambas establecidas en 1551.

De especial interés resulta la génesis de la universidad en Chile, originada de la iniciativa de órdenes religiosas durante el período hispánico. Así, en el siglo XVI, el obispo de La Imperial, fray Antonio de San Miguel, fue el primero en solicitar al rey la fundación de una universidad en Chile, sin llegar a aprobarse. Luego, el obispado de Concepción, sucesora de la diócesis de La Imperial, realizó una nueva petición en 1657, tampoco aceptada. Más tarde, durante el siglo XVII, se crearon dos universidades en la diócesis de Santiago, la de Santo Tomás por los dominicos y la de San Miguel por los jesuitas, mientras que en 1724 se fundó la Universidad Pencopolitana en Concepción (actual Penco).

Finalmente, cuatro hitos relevantes han marcado la vida de la universidad en la nación, la fundación de la Real Universidad de San Felipe en 1738, que perduraría, con algunos cambios de denominación, una centuria hasta su abolición en 1839; la creación de la Universidad de Chile de la mano de don Andrés Bello en 1843, como la principal institución estatal y, posteriormente, la fundación de la Universidad Católica en 1888; sumadas, a lo largo del siglo XX, al incremento de universidades en el país.

El segundo apartado está titulado: “Antecedentes de la creación de la sede regional de la PUC”, dedicado al período 1954 y 1970. En este punto, los autores resaltan dos hechos importantes; el primero, la creación de la Universidad Pencopolitana en la región en el siglo XVIII y, segundo, la participación de dos religiosos en la fundación de la Universidad de Concepción en 1919, los presbíteros Guillermo Jünemann y Olegario Sáez, ambos representantes de la presencia católica en la educación superior penquista.

En este orden, monseñor Alfredo Silva Santiago, arzobispo de Santiago y rector de la PUC, impulsó los estudios superiores de inspiración católica en la región. La Universidad Católica creó los Cursos de Verano en Concepción en 1954. Estos cursos se desarrollaron de manera continua entre 1954 y 1956, y contaron con conferencistas de renombre como el historiador Jaime Eyzaguirre en 1954, el abogado Julio Philippi en 1955, y el jurista Alejandro Silva en 1956. Más adelante, en 1964, la PUC fundó la Escuela Normal María Inmaculada, que más tarde, en 1967, se integró bajo una misma gestión con la Escuela de Educación Familiar y los Cursos de Orientación de la Fundación para la Cultura.

En enero de 1969, se formalizaron las conversaciones entre la PUC y la Municipalidad de Talcahuano para evaluar un espacio físico con el objetivo de que esta institución educativa pudiese impartir carreras de educación superior. Al año siguiente, 1970, continuó el proceso de organización interna de la nueva sede, por lo que las escuelas pasaron de las Facultades de Filosofía y de Educación a depender directamente de la Vicerrectoría Académica, al igual que en otras provincias. En el establecimiento de la sede de Talcahuano fue primordial el trabajo de la Comisión Planificadora Permanente Pro Universidad Católica de Chile.

El capítulo III presenta el recorrido de la sede regional Talcahuano de la PUC entre 1971 y 1991. Estos primeros avances son contrastados con el contexto nacional complejo, debido a la polarización política del país. No obstante, el 23 de junio de 1971 fue fundada dicha sede y comenzaron sus actividades docentes en el gimnasio La Tortuga, un edificio de cinco pisos, ubicado en calle Prat 88 en Talcahuano. En esta etapa, se destacan las tareas de los directores de la sede para su consolidación.

El primer director, entre 1971 y 1972, fue el sacerdote Tadeo Pavicic Brandecic, integrante de los Salesianos Don Bosco. El director fue responsable del inicio de las tareas académicas con las carreras de Biología Marina, las Pedagogías en Física, Biología, Matemática, Física, Química, y tres carreras técnicas: Electricidad, Mecánica, y Plantas Marítimas y Terrestres. Posteriormente, el profesor Tomás Campos Catalán asumió la dirección entre 1972 y 1975, período en que la sede fortaleció su organización y estructura operativa. Su sucesor fue el Dr. Hernán Gouët Vallet-Cendre, reconocido médico nacional, quien dirigió la institución desde 1975 hasta 1977, años en que la sede creció en investigación y docencia, junto con el mejoramiento del currículo y la creación del Curso de Derecho en 1976. A la dirección del Dr. Gouët le siguió el ingeniero Homero Larraín Lorca de 1978 a 1991, quien afrontó los desafíos de las reformas de leyes de Educación de 1980 y de 1989, en particular esta última tuvo una repercusión profunda sobre el destino de la UC y sus sedes regionales.

El cuarto capítulo, “Hechos relevantes. Trayectoria UCSC”, centra su atención en los principales cambios experimentados por la naciente Universidad Católica de la Santísima Concepción desde 1991, año de su transformación en una universidad autónoma. En aquella fecha, se concretó el traspaso de la administración de la sede regional de la PUC al Arzobispado de Concepción, donde tuvo un rol clave la labor y compromiso del arzobispo Antonio Moreno Casamitjana para la marcha de la casa de estudios.

En el período inicial, a fines de 1991 y comienzos de 1992, se desarrolló una estructuración fundamental. Los departamentos fueron la base para las nuevas facultades, y las subdirecciones pasaron a ser las vicerrectorías, así, vieron la luz las primeras unidades académicas: la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, la Facultad de Educación y Humanidades, el Centro Teológico, la Facultad de Ciencias y la Facultad de Ingeniería, todas ellas fundadas en enero de 1992. Durante la clase inaugural de ese año académico, monseñor Moreno reflexionó sobre el sentido y misión de la Universidad Católica y la Constitución Apostólica “Ex Corde Ecclesiae”, documento publicado por el Papa Juan Pablo II el año anterior.

En 1996, el rector de la UCSC, monseñor Felipe Bacarreza, anunció la creación de la Facultad de Ciencias de la Salud, que comenzó a dictar sus clases al año siguiente. En 1998, la UCSC se adjudicó los fondos del MECESUP (Programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación) que permitieron perfeccionar las tareas docentes, mientras que en infraestructura se amplió la Biblioteca Central y se fundó el Museo de Arte Sagrado (1999). Recientemente, durante las dos primeras décadas del nuevo siglo la institución avanzó en sus procesos de acreditación, mejoramiento de sus espacios físicos para sus institutos tecnológicos, a la vez que se incrementó la investigación y el número de publicaciones científicas. Durante este período de crecimiento y consolidación, ejercieron como rectores el presbítero Eliseo Escudero Herrero, 1991-1995; monseñor Felipe Bacarreza Rodríguez, 1996-2000; el profesor Fernando Jiménez Larraín, 2001-2005, el Dr. Juan Miguel Cancino, 2006-2015; el profesor Christian Schmidt, 2016-2021. Así, este último capítulo dedicado a la historia reciente de la UCSC cierra su narración en 2020 con los retos del Covid-19.

Un apartado especial está dedicado a los testimonios de la comunidad universitaria, titulado “Recordando la historia de la universidad”. En él se reúnen las experiencias de testigos de del desarrollo de la casa de estudios. Se hallan reunidas las memorias del profesor Fernando Jiménez Larraín, académico de la Facultad de Derecho y rector de la UCSC (2001-2005); de Mónica Burgos, funcionaria desde 1974 y encargada del Archivo UCSC; de la profesora Marcia Muñoz, académica de la Facultad de Ingeniería desde 2004 y Jefa de Carrera de Ingeniería Civil Informática, y del ingeniero Cristián Cárdenas, quien fue alumno en 1995, y luego parte del personal académico, siendo actualmente Director de Admisión y Registro Académico UCSC.

Destaca entre los testimonios, el relato de Gloria Varela, una institución en sí misma del teatro, el arte y la cultura penquista, ampliamente reconocida por la comunidad, y quien se desempeñó como directora de Extensión Artística y Cultural; también Lorena Ruiz, quien fuera alumna de Derecho en 1981, y más tarde académica de la universidad, además de contralora de la UCSC (2015-2021); y, por último, el profesor Aladino Aravena, académico desde 1978, quien acumuló una larga experiencia de 38 años formando profesores en la UCSC.

Al final, se presenta una lista de los académicos y el personal administrativo que trabajó en la PUC sede regional Talcahuano. Se trata de un período de veinte años, que recoge los nombres de profesores de acuerdo con sus departamentos académicos, del Curso de Derecho, el Centro de Teología y Pastoral, y las autoridades de la sede, directores y subdirectores.

Este libro es una síntesis que resume más de cinco décadas de vida universitaria, en los que se encuentran los principales hitos, personas y desafíos afrontados por esta Casa de Estudios. Sin lugar a duda, la UCSC se reconoce como una heredera de la PUC, en su origen y misión, por lo que conmemora su fundación en 1971. En la actualidad, la UCSC es una institución con firmes raíces en el sur de Chile y con una notable presencia en el Biobío y Ñuble.

En suma, en esta crónica los lectores encuentran la convergencia de tres contribuciones relevantes. Por un lado, el valor testimonial de la obra, que reúne diversas memorias contemporáneas de mujeres y hombres, que han desempeñado distintas tareas en la UCSC: rector, profesores, alumnos y funcionarios. Por otro, el libro constituye un insumo documental original para aproximarse a una óptica diferente de la educación superior, desde una mirada regional y de inspiración católica del devenir universitario chileno. Y, por último, es un testimonio importante del recorrido histórico de la tradición de la universidad en Chile como institución arraigada en la sociedad y la nación.

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