Reseñas

Resonancias políticas de la alteridad. Emmanuel Lévinas y Gilles Deleuze frente a la institución

Jorge Ulloa Plaza
Facultad de Derecho y Humanidades, Universidad Central de Chile, Chile

Resonancias políticas de la alteridad. Emmanuel Lévinas y Gilles Deleuze frente a la institución

Revista de Humanidades, núm. 40, pp. 301-307, 2019

Universidad Nacional Andrés Bello

Castro-Serrano Borja. Nadar Ediciones. 2018. Chile. Nadar ediciones. 400pp.. -

El libro que se reseña es en realidad dos libros que se hacen uno, esto, más por el itinerario de análisis, que por el contenido. En efecto, el autor asume el riesgo de dar cuenta, nuclearmente, del pensamiento filosófico de dos autores claves de la segunda mitad del siglo XX, lo que, sin embargo y pese a su contemporaneidad, no es fácil, ya que es un desafío –a nuestro juicio impecablemente salvado– establecer lazos comunicantes entre ellos, tanto en lo temático, como en lo metodológico. Por ello, es que resulta innovador el iter ( el sentido, el rostro y el Otro) que despliega Castro-Serrano para dar cuerpo a un libro, que se insiste, son dos libros en uno.

Ahora bien, el texto, además de la apuesta por este itinerario, pretende, riesgosamente –pero ya se sabe, la filosofía es precisamente la pérdida de la tranquilidad y la salida del espacio de confort que podría otorgar un saber academicista–, aterrizar en propuestas políticas, saberes, los de Lévinas y Deleuze, que se muestran en algunos de sus planteamientos archioriginarios, para lo cual, se sirve –nueva apuesta y nuevo riesgo– de la metodología y saber filosófico de Miguel Abensour, en el intento de este último de encontrar un retorno a las cuestiones políticas, todo ello, por supuesto, sin desdeñar, la propia postura del autor, desplegada en el capítulo I, a título de diagnóstico justificativo del empeño posterior, en la parte final del texto, bajo la forma de epílogo. Teniendo lo anterior presente, es que es del todo necesario, para un presente convulso, desdichado de certezas, un esfuerzo, como el que se encuentra y manifiesta en este texto que se reseña, de hacerse cargo de las implicancias de unos saberes, el de Lévinas y de Deleuze, que conscientes del tiempo fracturado en la carne de la razón que les tocó vivir y padecer, pretenden no solo quedarse en una analítica de lo que sucedió, sino que, generar propuestas destinadas a poder leer el presente. En este último sentido, “Resonancias políticas de la alteridad” permite, en un lenguaje sencillo, sin que ello importe pérdida de profundidad conceptual, recorrer los principales conceptos filosóficos de Lévinas, en su capítulo II y de Deleuze en su capítulo IV, haciendo presente que ninguno de los autores analizados, se sirve de categorías tradicionales para desplegar sus respectivos saberes filosóficos.

De este modo, en la primera parte del texto, íntegramente dedicada a Lévinas, encontramos una propedéutica de sus conceptos, que permite a un lector no adentrado en un pensamiento de suyo complejo –identificando la crítica radical del pensamiento occidental que Lévinas despliega– quedar en condiciones de poder hacer jugar unas categorías (Subjetividad, Rostro, prójimo) que, por una parte, abren el horizonte de la filosofía a una metafísica pensada como una ética que, a su vez, se afirma como filosofía primera y, por otra, ponen sobre la mesa del debate filosófico las categorías de infinito, exterioridad y alteridad radical, todas ellas brillantemente articuladas en el texto de Castro-Serrano, con el objetivo final, de dar cuenta de una “extravagante hipótesis”, esto es, que “lo político” puede ser pensado desde los bordes de lo institucional y mostrarse permanentemente alerta y recusando a aquellas, hasta hora, categorías centrales del pensamiento político moderno, esto es, Estado, Justicia, Paz-Guerra, para desde allí articular una siempre necesaria convergencia entre lo político y lo ético; todo ello en el capítulo III.

Por su parte, en la segunda parte del texto, se presenta un desafío de características similares, para con las categorías centrales de un pensamiento, como el de Deleuze, que pretende trastocar los modos tradicionales de hacer filosofía y de leer lo político, desasiéndose de la función represiva que vendría a cumplir la tradición filosófica en todo intento de desplegar un análisis que se pretenda innovativo, y no cabe duda, el texto que se reseña así lo hace ver, que el pensamiento de Deleuze es de una originalidad que, por supuesto, más mérito agrega al intento de Castro-Serrano de no perder de vista en ello, su objetivo final, esto es, el de interrogar permanentemente, durante el transcurso de toda su escritura, por los roles que puede jugar la alteridad en las posibles propuestas políticas que pueden desplegarse desde este pensamiento, esto último en el capítulo IV. Para ello, se hace poner en juego, o para decirlo en términos deleuzianos, se despliega la idea de un sentido acontecimiento, que servirá de ruta a las categorías que el texto pretende articular, esto es, sentido, rostro y Otro, lo que le da un nuevo merito a la investigación, ya que si bien son temas sugerentes, no es precisamente la obra de Deleuze, a diferencia de la de Lévinas, una que articule su trabajo desde la idea de rostro o de Otro, no obstante lo cual, el capítulo IV, salva con éxito esta dificultad de análisis, haciendo jugar para ello, sentidos y desde allí articulaciones, que más parecen propias de un relato de ciencia ficción que de la obra de un filósofo, a saber: máquina contra estructura; Otro y rostro deshecho, aparato de Estado versus máquina de guerra, máquina capitalista civilizada, entre otras, que por sí solas ya justifican la aventura de recorrer cada página de estas Resonancia políticas de la alteridad. Sin embargo, y no contento con ello, Castro-Serrano, reserva para el epílogo unos desarrollos que hacen jugar toda la batería conceptual trabajada en su investigación; primero muestra que es posible un diálogo entre dos empresas filosóficas, cuyo entrecruce no se había intentado, sin perjuicio de lo cual, además, en segunda instancia, arriesga posturas y propuestas, que denotan un filosofía política propia, madura, dotada de planteos que se muestran – no podía ser de otro modo, dado los autores trabajados– completamente novedosos, pero, a la vez necesarios, para renovar la filosofía política, ya sea desde la ética de otro modo propuesta por Lévinas, o desde una inventiva de las instituciones, según se puede desprender del análisis de Deleuze, al modo de una práctica constante, si se quiere, un por-venir.

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